La Ifigenia de Antonio Barnés

No llega tu ángel, Ifigenia
que descubra tus bellos ojos
cubiertos por la venda
que desate tus manos delicadas
y libere tus pies de las argollas
para que bailen sobre los talones.
No llega tu ángel, Ifigenia
que frene el puñal sobre
tu pecho
que busque un cabrito
para el sacrificio.
Ifigenia, no llega tu ángel
¿me dejas serlo?

Antonio Barnés, de El corazón de la libélula

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