Jerónimo de Estridón … de nuevo

El Mercurio salmantino

Por una curiosa coincidencia, recién presentada la exposición sobre Jerónimo de Estridón, El león y la pluma, que hemos preparado con algunos de los fondos de la Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca, acaba de saltarnos la alarma de la publicación en Internet de las ponencias que se pronunciaron en el edificio de las Escuelas Mayores allá por el ahora lejano febrero. Fue en un encuentro titulado San Jerónimo: vida, obra y recepción, coordinado por los profesores de la Universidad Pontificia Inmaculada Delgado Jara y Miguel Anxo Pena González.

Si el tema os interesa, entre ellas podréis encontrar detallados estudios de aspectos y libros que se muestran en nuestra exposición: Jerónimo entre la cultura clásica y la cultura cristiana; como traductor no solo de la Biblia sino de obras como la Crónica de Eusebio de Cesarea; como autor de un gran e interesante corpus de cartas…

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Feliz Navidad

El blog Notae tironianae se toma un merecido descanso y os desea a todos que paséis unas buenas vacaciones y que el año que viene sea mejor que este que acaba.

Io, Io

De todas estas épocas de libertinaje, la mejor conocida y cuyo nombre es genérico en el lenguaje moderno es la Saturnalia. Este festival famoso recaía en diciembre, el último mes del calendario romano y el pueblo suponía que su objeto era conmemorar el feliz reinado de Saturno, dios de la siembra y de la agricultura, que vivió en la tierra hace mucho tiempo como un rey de Italia, benéfico y justo que atrajo a los toscos y diseminados montañeses a reunirse, enseñándoles a cultivar el suelo, dándoles leyes y reinando en paz. Su reinado fue la fabulosa Edad de Oro: la tierra producía abundantemente, ningún fragor de guerra o discordia perturbaba al mundo feliz; ningún maléfico afán de lucro emponzoñaba la sangre de los campesinos industriosos y contentos. La esclavitud y la propiedad privada eran desconocidas totalmente; todos los hombres tenían todas las cosas en común. Al fin el buen dios, el rey afable, desapareció súbitamente; pero su memoria fue amada durante muchos años, se erigieron templos en su honor y muchas colinas y sitios altos de Italia llevan su nombre. Pero la brillante tradición de su reinado estaba cruzada por una sombra tenebrosa; se decía que sus altares habían estado teñidos con la sangre de víctimas humanas a quienes después una época más piadosa substituyó por efigies. De este obscuro aspecto de la religión del dios hay poca o ninguna huella en las descripciones de la Saturnalia que nos han dejado los escritores antiguos. Comilonas, borracheras y toda loca búsqueda de placer son los rasgos que en nuestra creencia señalaron especialmente este carnaval de la Antigüedad, que duraba siete días y se celebraba en las casas, calles y plazas públicas de la antigua Roma, desde el día 17 al 23 de diciembre.

James Frazer, La rama dorada (traducción de Elizabeth Campuzano y Tadeo I. Campuzano)

Nec illam causam quae Saturnalibus adsignatur ignoro, quod Pelasgi, sicut Varro memorat, cum sedibus suis pulsi diversas terras petissent, confluxerunt plerique Dodonam et incerti, quibus haererent locis, eiusmodi accepere responsum:
Στείχετε μαιόμενοι Σικελῶν Σατούρνιον αἶαν
Ἡδ’ Ἀβορειγενέων, Κοτύλην, οὗ νᾶσος ὀχεῖται,
Οἷς ἀναμιχθέντες δεκάτην ἐκπέμπετε Φοίβῳ
Καὶ κεφαλὰς ἅιδῆ καὶ τῷ πατρὶ πέμπετε φῶτα·
acceptaque sorte, cum Latium post errores plurimos adpulissent, in lacu Cutiliensi enatam insulam deprehenderunt. Amplissimus enim cespes, sive ille continens limus seu paludis fuit coacta compage virgultis et arboribus in silvae licentiam comptus, iactantibus per omnem fluctibus vagabatur, ut fides ex hoc etiam Delo facta sit, quae celsa montibus, vasta campis, tamen per maria migrabat. Hoc igitur miraculo deprehenso has sibi sedes praedictas esse didicerunt, vastatisque Siciliensibus incolis occupavere regionem decima praedae secundum responsum Apollini consecrata erectisque  Diti sacello et Saturni ara, cuius festum Saturnalia nominarunt. Cumque diu humanis capitibus Ditem et virorum victimis Saturnum placare se crederent propter oraculum in quo erat:
Καί κεφαλὰς Ἅιδῃ, καὶ τῷ πατρὶ πέμπετε φῶτα
Herculem ferunt postea cum Geryonis pecore per Italiam revertentem suasisse illorum posteris, ut faustis sacrificiis infausta mutarent inferentes Diti non hominum capita sed oscilla ad humanam effigiem arte simulata, et aras Saturnias non mactando viro sed accensis luminibus excolentes, quia non solum virum sed et lumina φῶτα significat.

«Tampoco ignoro el siguiente origen que se les atribuye a las Saturnales,  a saber:  los pelasgos, según recuerda Varrón, cuando fueron expulsados de sus asentamientos, se dirigieron a diversas tierras, pero la mayoría de ellos confluyeron en Dodona y, no sabiendo en qué lugar establecerse,  obtuvieron del oráculo la siguiente respuesta: «Partid en busca de la tierra de Saturno que habitan los sículos y los aborígenes,  Cótila,  donde  flota una isla; cuando os hayáis unido a ellos, enviad el diezmo a Febo, y enviad las  cabezas a Hades y un hombre a su padre».
Recibido este oráculo, recalaron, tras numerosos extravíos, en el Lacio, y en el lago de Cutilias descubrieron una isla flotante. Era, en verdad, una masa de hierba, formada por la compactación del fango o por el espesamiento de la marisma, toda cubierta de matorrales y de árboles a manera de un bosque, y vagaba errante, sacudida sin cesar por las mareas, de suerte que de aquí se forjó la creencia de que también Delos, pese a la altura de sus montes y la extensión de sus llanuras, erraba, no obstante, por el mar. Al advertir, pues, este prodigio, se percataron de que allí estaba el asentamiento que les había sido predicho, y tras aniquilar a los nativos sicilianos, ocuparon la región; de acuerdo con el oráculo, consagraron la décima parte del botín a Apolo, y erigieron un santuario en honor de Dite y un altar en honor de Saturno, cuyas fiestas llamaron Saturnales. Durante mucho tiempo creyeron aplacar a Dite con cabezas humanas y a Saturno con víctimas humanas a causa del oráculo, donde se decía:
Enviad las cabezas a Hades y un hombre a su padre.
Más tarde, Hércules, según la tradición, cuando, de regreso, atravesaba Italia con el rebaño de Gerión, persuadió a los descendientes de los pelasgos a reemplazar estas ofrendas funestas por otras de buen augurio, ofrendando a Dite no cabezas humanas,  sino figurillas modeladas a imagen del hombre, y honrando los altares de Saturno no con sacrificios humanos, sino encendiendo luces, puesto que phôta no sólo significa «hombre», sino también «luz». De aquí nació la costumbre de enviarse velas de cera durante las Saturnales».

Macrobio, Saturnales 1, 28-31 (traducción de Fernando Navarro Antolín)

Vnctis falciferi senis diebus,
regnator quibus inperat fritillus,
uersu ludere non laborioso
permittis, puto, pilleata Roma.
Risisti; licet ergo, non vetamur.
Pallentes procul hinc abite curae;
quidquid venerit obuium loquamur
morosa sine cogitatione.
Misce dimidios, puer, trientes,
quales Pythagoras dabat Neroni,
misce, Dindyme, sed frequentiores:
possum nil ego sobrius; bibenti
succurrent mihi quindecim poetae.
Da nunc basia, sed Catulliana:
quae si tot fuerint quot ille dixit,
donabo tibi Passerem Catulli.

En los suntuosos días del viejo de la hoz,
en los que reina soberano el cubilete,
me permites, creo yo, Roma encapirotada,
que bromee con verso no pulido.
Te has reído: deduzco que puedo, no se me prohíbe.
Fuera de aquí cuitas que hacéis palidecer;
todo lo que se me ocurre lo soltaré
sin pensármelo dos veces.
Mézclame, muchacho, copas mitad y mitad,
como las que Pitágoras daba a Nerón,
mézclamelas, Díndimo, pero en mayor número:
sobrio, nada puedo yo; cuando bebo,
vienen en mi ayuda quince poetas.
Ahora dame besos, pero de los catulianos;
Y si fuesen tantos como los que él dijo,
Yo te regalaré el Pájaro de Catulo.

Marcial, 11, 6 (traducción de Enrique Montero Cartelle)

Ni te plus oculis meis amarem,
iucundissime Calve, munere isto
odissem te odio Vatiniano:
nam quid feci ego quidve sum locutus,
cur me tot male perderes poetis?
isti di mala multa dent clienti
qui tantum tibi misit impiorum.
quod si, ut suspicor, hoc novum ac repertum
munus dat tibi Sulla litterator,
non est mi male, sed bene ac beate,
quod non dispereunt tui labores.
di magni, horribilem et sacrum libellum,
quem tu scilicet ad tuum Catullum
misti, continuo ut die periret,
Saturnalibus, optimo dierum!
non, non hoc tibi, false, sic abibit:
nam, si luxerit, ad librariorum
curram scrinia, Caesios, Aquinos,
Suffenum, omnia colligam venena,
ac te his suppliciis remunerabor.
vos hinc interea valete, abite
illuc unde malum pedem attulistis,
saecli incommoda, pessimi poetae.

Si no te amara yo más que a mis ojos,
por este regalito, amable Calvo,
te odiaría con odio vatiniano.
Porque ¿qué te he hecho yo o qué te he dicho
que con tantos poetas me atormentas?
¡Que los dioses castiguen al cliente
que te envió tal sarta de herejías!
Mas si, como sospecho, este regalo
tan selecto e insólito es de Sula,
el maestro, al menos me complace
que no hayan sido vanos tus esfuerzos.
¡Qué espanto de librito, grandes dioses!
Lo enviaste, sin duda, a tu Catulo
para que de una vez y en Saturnales,
el mejor de los días, él muriese.
Mas la gracia, bromista, no ha acabado,
pues con la luz iré a las librerías
y arramblaré corriendo los Aquinos,
Sufenos, Cesios y demás venenos
para pagarte bien por el suplicio.
Vosotros, mientras tanto, adiós. Marchad
allá de donde a tu tuerto pie salisteis,
peste del siglo, pésimos poetas.

Catulo 14 (traducción de Juan Manuel Rodriguez Tobal)

Chartae maiores
Non est munera quod putes pusilla,
            cum donat uacas poeta chartas.

Hojas grandes
No hay motivo para que pienses que es un regalo sin valor,
            cuando es un poeta el que te da las hojas en blanco.

Marcial, 14, 10 (traducción de Enrique Montero Cartelle)

‘Sunt apinae tricaeque et si quid vilius istis.’
     Quis nescit? vel quis tam manifesta negat?
Sed quid agam potius madidis, Saturne, diebus,
     Quos tibi pro caelo filius ipse dedit?
Vis scribam Thebas Troiamve malasve Mycenas?
     ‘Lude,’ inquis, ‘nucibus’. Perdere nolo nuces.

“Son todo bagatelas y fruslerías y cosas de menor valor, si las hay”.
            ¿Quién lo ignora o quién niega una cosa tan clara?
¿Mas qué otra cosa podrías hacer, Saturno, en los días de borrachera
            que tu propio hijo te concedió a cambio del cielo?
¿Pretendes que escriba sobre Tebas o Troya o la malvada Micenas?
            “Juega”, me dices, “con nueces”: no quiero perder mis nueces.

Marcial 14, 1 7-12 (traducción de Enrique Montero Cartelle)

Porcus
Iste tibi faciet bona Saturnalia porcus,
            inter spumantes ilice pastus apros.

Cerdo
Hará que sean buenas tus Saturnales este cerdo,
            Alimentado con bellotas entre espumeantes jabalíes.

Marcial, 14, 71 (traducción de Enrique Montero Cartelle)

La semejanza entre la Saturnalia de la antigüedad y el carnaval de la Italia moderna ha sido con frecuencia subrayada, pero a la luz de los hechos que ahora nos llegan podemos preguntar con razón si esta semejanza no se acerca a la identidad. Hemos visto que en Italia, España y Francia, esto es, en los países donde ha sido más profunda y duradera la influencia de Roma, un relevante personaje del carnaval es una efigie burlesca que personifica la estación festiva y que, después de una breve carrera de disipación y gloria, es públicamente fusilada, quemada o de cualquier otro modo destruida con la tristeza fingida o la genuina alegría del populacho. Si la visión que sugerimos del carnaval es acertada, este personaje grotesco no es otro que el sucesor directo del antiguo rey de la Saturnalia, el jefe de las francachelas, la palpitante personificación humana de Saturno, que cuando terminaba la orgía, sufría una muerte verdadera en supuesto carácter. El rey de la habichuela de la noche duodécima y el medioeval obispo de los locos, el abad de la sinrazón y el señor del desorden [Lord of Misrule] son figuras de la misma clase y quizá pueden haber tenido un origen parecido. Que esto último haya sido así o no, de ningún modo empece para que podamos deducir con grandes probabilidades de acierto la conclusión de que si el rey del bosque en Aricia vivió y murió como encarnación de una deidad forestal, de antiguo tuvo en Roma un paralelo en los hombres que año tras año morían caracterizados de rey Saturno, el dios de la semilla sembrada y de la germinante.

James Frazer, La rama dorada (traducción de Elizabeth Campuzano y Tadeo I. Campuzano)

Festis Saturno diebus inter alia aequalium ludicra regnum lusu sortientium evenerat ea sors Neroni. igitur ceteris diversa nec ruborem adlatura: ubi Britannico iussit exsurgeret progressusque in medium cantum aliquem inciperet, inrisum ex eo sperans pueri sobrios quoque convictus, nedum temulentos ignorantis, ille constanter exorsus est carmen, quo evolutum eum sede patria rebusque summis significabatur. unde orta miseratio manifestior, quia dissimulationem nox et lascivia exemerat. Nero intellecta invidia odium intendit; urgentibusque Agrippinae minis, quia nullum crimen neque iubere caedem fratris palam audebat, occulta molitur pararique venenum iubet, ministro Pollione Iulio praetoriae cohortis tribuno, cuius cura attinebatur damnata veneficii nomine Locusta, multa scelerum fama.

En los días de las fiestas de Saturno, entre otras diversiones de los jóvenes de su edad, se hacía el juego de echar a suerte el reino, y había recaído sobre Nerón. El caso fue que a los demás les dio órdenes diversas y que no podían causarles vergüenza; mas cuando mandó a Británico que se levantara y, poniéndose en medio, iniciara una canción, esperando con ello reírse del muchacho, que desconocía incluso los banquetes moderados —cuanto más las bacanales—, él, sin vacilar, entonó un canto en el que daba a entender que había sido derribado del trono de su padre y del supremo poder. Provocó esto una compasión más manifiesta, cuanto que la noche y los excesos habían dado de lado al disimulo. Nerón, al percibir el rencor, aumenta su odio; y como las amenazas de Agripina lo urgían y no se atrevía a acusarlo ni a ordenar abiertamente el asesinato de su hermano, dispone hacerlo ocultamente y manda preparar un veneno. Sirvió como agente Polión Julio, tribuno de una cohorte pretoriana, bajo cuya custodia estaba una mujer condenada por envenenamiento, de nombre Locusta, y cuyos crímenes eran muy conocidos.

Tácito, Anales 13,15 (traducción de José Luis Moralejo)

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La idea del carnaval ha sido observada y se ha manifestado de forma muy sensible en las saturnales romanas, que eran experimentadas como un retorno efectivo y completo (aunque provisorio) al país de la edad de oro. Las tradiciones de las saturnales sobrevivieron en el carnaval de la Edad Media, que representó, con más plenitud y pureza que otras fiestas de la misma época, la idea de la renovación universal. (…)
Hay en esta procesión de año nuevo algo de la «procesión de los dioses destronados», sobre todo en la fisonomía antigua de Arlequín y de su maza. Sabemos que las procesiones del carnaval pasaban a veces en la Edad Media, sobre todo en los países germánicos, por ser las de los dioses paganos caídos y destronados. La idea de la fuerza suprema lanzada a lo bajo y de la verdad de los tiempos pasados, está sólidamente asociada al centro mismo de las imágenes carnavalescas. No podemos excluir, naturalmente, la influencia de las saturnales en la progresión de estas ideas. En cierta medida, los dioses antiguos representan el papel del rey destronado de las saturnales.

Mijail Bajtín, La cultura popular en la Edad media y en el Renacimiento (versión de Julio Forcat y César Conroy)

Pero ningún rasgo del festival es más notable que la licencia concedida en esos días a los esclavos, y creemos que nada extrañó tanto a los antiguos mismos. La distinción entre las clases libres y las serviles estaba abolida temporalmente: el esclavo podía injuriar a su amo, emborracharse como sus superiores, sentarse a la mesa con ellos y ni una sola palabra de reproche podía dirigírsele por una conducta que en cualquier otra época del año habría sido castigada con el apaleamiento, la prisión o la muerte. Y aún más: efectivamente los amos cambiaban su puesto con los esclavos y les servían en la mesa y mientras el siervo no hubiera terminado de comer y beber, no se limpiaba la mesa para poner la comida de su amo. A tan lejos llegaba esta inversión de rangos que cada familia con su servidumbre se convertía en esos días en una república burlesca en la que los altos puestos del Estado eran desempeñados por los esclavos, que daban sus órdenes y derribaban la ley como si verdaderamente estuvieran investidos de todas las dignidades del Consulado, del Pretorio y de la Magistratura. Parecido al reflejo pálido del poder concedido así a los esclavos en la Saturnalia era el “reinado de burlas”, para el cual los hombres libres echaban suertes en la misma época. La persona a quien tocaba la suerte gozaba el título de rey y expedía mandatos de carácter irónico y burlesco a sus súbditos temporales. A uno de éstos podía ordenarle que mezclase el vino, a otro beberlo, a otro que cantase, al otro bailar, al de más allá que pronunciase un discurso en su propio descrédito y al otro que diera la vuelta a la casa llevando a cuestas a una flautista

James Frazer, La rama dorada (traducción de Elizabeth Campuzano y Tadeo I. Campuzano)

Por un momento parece que la diferencia entre los grandes y los humildes se haya abolido; la gente se acerca al prójimo, todo el mundo acepta con ligereza cuanto le ocurre; la libertad y la osadía que se toman unos con otros se compensan gracias al buen humor que reina por doquier.
Durante estos días, el ciudadano romano se congratula, aún en nuestro tiempo, de que el nacimiento de Cristo, pese a posponer unas semanas la fiesta de las Saturnales y sus privilegios, no lograra suprimirlas del todo.

Johann Wolfgang von Goethe, El carnaval de Roma (traducción de Juan de Sola Llovet)

In hanc ego diaetam cum me recepi, abesse mihi etiam a villa mea videor, magnamque eius voluptatem praecipue Saturnalibus capio, cum reliqua pars tecti licentia dierum festisque clamoribus personat; nam nec ipse meorum lusibus nec illi studiis meis obstrepunt.

Cuando me retiro a este pabellón, me parece que estoy ausente incluso de mi propia villa y me solazo considerablemente, sobre todo, en Saturnales cuando el resto de la hacienda retumba con el desenfreno de esos días y los gritos festivos, pues ni yo interrumpo las diversiones de los míos ni ellos mis estudios.

Plinio el Joven, Epist. 2, 17 24 (traducción de Carmen Guzmán Arias y Miguel E. Pérez Molina)

‘Iamdudum ausculto et cupiens tibi dicere servos
pauca reformido.’ ‘Davusne?’ ‘ita, Davus, amicum
mancipium domino et frugi quod sit satis, hoc est,
ut vitale putes.’ ‘age libertate Decembri,
quando ita maiores voluerunt, utere: narra.’

«Tiempo ha que escucho y, aun deseando decirte un par de cosas, como soy esclavo, temo hacerlo.» «¿Eres tú, Davo?». «Sí, Davo, amigo de su señor y razonablemente bueno, pero de los que duran». «Ea, aprovecha la licencia de diciembre, ya que así lo manda la tradición. Habla.»

Horacio, Serm. 2,7 (traducción de Horacio Silvestre).

(…)
–¡Las cuatro! ¡La comida! –me dijo una voz de criado, una voz de entonación servil y sumisa; en el hombre que sirve hasta la voz parece pedir permiso para sonar.
Esta palabra me sacó de mi estupor, e involuntariamente iba a exclamar como don Quijote: «Come, Sancho hijo, come, tú que no eres caballero andante y que naciste para comer»; porque al fin los filósofos, es decir, los desgraciados, podemos no comer, pero ¡los criados de los filósofos! Una idea más luminosa me ocurrió: era día de Navidad. Me acordé de que en sus famosas saturnales los romanos trocaban los papeles y que los esclavos podían decir la verdad a sus amos. Costumbre humilde, digna del cristianismo. Miré a mi criado y dije para mí: «Esta noche me dirás la verdad». Saqué de mi gaveta unas monedas; tenían el busto de los monarcas de España: cualquiera diría que son retratos; sin embargo, eran artículos de periódico. Las miré con orgullo:
–Come y bebe de mis artículos –añadí con desprecio–; sólo en esa forma, sólo por medio de esa estratagema se pueden meter los artículos en el cuerpo de ciertas gentes.
Una risa estúpida se dibujó en la fisonomía de aquel ser que los naturalistas han tenido la bondad de llamar racional sólo porque lo han visto hombre. Mi criado se rió. Era aquella risa el demonio de la gula que reconocía su campo.
Tercié la capa, calé el sombrero y en la calle.
¿Qué es un aniversario? Acaso un error de fecha. Si no se hubiera compartido el año en trescientos sesenta y cinco días, ¿qué sería de nuestro aniversario? Pero al pueblo le han dicho: «Hoy es un aniversario», y el pueblo ha respondido: «Pues si es un aniversario, comamos, y comamos doble». ¿Por qué come hoy más que ayer? O ayer pasó hambre u hoy pasará indigestión. Miserable humanidad, destinada siempre a quedarse más acá o ir más allá.
Hace mil ochocientos treinta y seis años nació el Redentor del mundo; nació el que no reconoce principio y el que no reconoce fin; nació para morir. ¡Sublime misterio!
¿Hay misterio que celebrar? «Pues comamos», dice el hombre; no dice: «Reflexionemos». El vientre es el encargado de cumplir con las grandes solemnidades. El hombre tiene que recurrir a la materia para pagar las deudas del espíritu. ¡Argumento terrible en favor del alma! (…)

Mariano José de Larra, La Nochebuena de 1836.

Diego Corral Varela

El profesor vencido

Emilio de Miguel nos envía el enlace a la sección Patente de corso de Arturo Pérez Reverte en XLSemanal: «El profesor vencido«, cuyo texto adjuntamos.

Me gustaría, dice el profesor cuando se quita la mascarilla y se lleva la cerveza a los labios, hacer eso que tú dices, Reverte: vivir en España como si fueras un inglés en Marruecos. Te juro que lo intento cada día, añade, pero no lo consigo. Me duele demasiado, como a ti, y el dolor se filtra por los resquicios de la coraza. Sufro por mis chicos, compréndelo. Sé que no es su culpa, aunque pronto también ellos serán culpables de sus vidas chatas y miserables. Al final, como tú mismo dices, casi cada cual termina mereciendo lo que es, aunque sean otros quienes lo hayan convertido en eso. Incluso acaba teniendo la cara y el aspecto que le corresponde.

Estoy cansado de luchar, ¿comprendes? La nueva reforma educativa es la puntilla final, el descabello. Es ya el colmo del cinismo pseudopedagógico y de la palabrería vana del mismo equipo ideológico que vomitó la LOGSE y empezó el desguace de la educación en España. Transversales, dicen estos hijos de puta. Los conocimientos han de ser transversales. Por supuesto, la cultura clásica sí aparece, o aparenta hacerlo; pero diluida en una larguísima lista de optativas nacidas en la entrepierna de las consejerías correspondientes. Que mira tú quién las maneja.

Escucha lo que te digo. En mi centro de 1200 alumnos, ni uno sólo estudia griego. Son analfabetos sensu stricto. En cuanto al latín, apenas hay 25 en bachillerato y 40 en la ESO. En mi ciudad, capital autonómica, llevamos doce años sin oposiciones para profesores de latín o griego, y los que seguimos en la brecha pasamos de los 50. A medida que nos jubilamos, las plazas no se cubren. La nación que dio tres emperadores a Roma, que alumbró a Séneca, Lucano, Marcial, Quintiliano e Isidoro de Sevilla desdeña el latín hasta amenazar su continuidad. En la patria que alumbró la Escuela de Traductores de Toledo y ayudó a difundir por la Europa culta los textos llegados de Alejandría, el griego deja de existir. Muy pronto, en esta España embrutecida nadie sabrá ver las reminiscencias virgilianas en Cervantes, la huella de Horacio en Manrique o Neruda, ni los referentes clásicos que, por instinto y formación, unos pocos escritores aún utilizáis de modo suicida en vuestras obras. Como tú mismo has recordado y escrito, nox atra cava circumvolat umbra. Arde Troya a nuestra espalda y ni siquiera sabemos ya qué significa eso.

Pídeme otra cerveza, por favor, que tengo la boca y el alma secas. Llevo 30 años en la enseñanza y con amargura compruebo que me equivoqué de ilusiones y oficio. A mis alumnos les importa un carajo quiénes fueron Ovidio, Homero y Sófocles. Y no los culpo. Mientras les llega el momento de convertirse también en verdugos, sólo son víctimas. Les hemos robado la educación. Y lo que es peor, les hemos robado incluso la necesidad de tenerla. El sentimiento de echarla de menos.

Escucha: en mi centro escolar, un alumno de 2.º de bachillerato –el antiguo Preu o Cou– dijo que el Quijote lo había parido don Juan Manuel, y otro sostuvo en un examen que Jorge Manrique era autor del Cervantes. El curso pasado, por imperativo legal de estos mierdagogos que nos gobiernan, tuvimos que titular a un crío que en la primera evaluación tenía ¡sesenta y siete! faltas de ortografía en un solo examen. Hace una semana, el profesor de arte dijo que antes de empezar con el gótico iban a ver imágenes de la abadía de Cluny, y un alumno se asombró de que George Clooney sea tan famoso que le dediquen iglesias. Pregúntales sin embargo por Chochita, Kiko, Yoni o cualquiera de las pedorras y pedorros de la Isla de las Felaciones o Sálvame Boniato, y recitarán sus biografías con pelos y señales.

Soy de izquierdas, amigo mío. Muy de izquierdas, y lo sabes. Pero esto no hay forma de salvarlo, te pongas donde te pongas. Tan analfabetos son unos como otros. Además, arrogantes y sin complejos. Hay necrosis irreversible del tejido cultural. En mi colegio tuvimos dos amagos recientes de denuncia: un padre nos acusó de enseñar pornografía a su hijo por decirle lo que era un sátiro, y otro de fomentar la zoofilia al explicar a los chicos el rapto de Europa. Y cuando los profesores de lenguas clásicas nos quejamos con cartas y tuits de la actual situación, todavía hay idiotas pseudoprogresistas que nos responden, en textos llenos de faltas de ortografía, que el griego es una pérdida de tiempo y el latín cosa de curas y de élites con pasta, y que bien muertos están.

Así que dime cómo se hace, Reverte. Cuéntame, te lo ruego, cómo se consigue ser un inglés en Marruecos, y te juro que me apunto ahora mismo. Te compro la fórmula. Dime cómo conseguir que no duela tanto como duele. Sentirse ajeno, indiferente, a tanta desolación, tanta estupidez y tanta infamia.

Noticias arqueológicas

Ayer domingo El País publicó varias noticias relacionadas con yacimientos arqueológicos:

El gran puzle de Itálica, que repasa la azarosa historia del yacimiento y cómo los espectaculares mosaicos encontrados fueron trasladados a otros lugares, como el palacio de la Condesa de Lebrija o la Casa Salinas en Sevilla.

La última batalla de Asdrúbal: en Cartagena los especialistas están divididos sobre la pervivencia en el cerro del Molinete de los restos del palacio de Asdrúbal en un lugar donde es inminente la urbanización de3 cara a la construcción de unos 120 pisos

Ya fuera de España, el viernes 18 de diciembre El Español publicó la noticia de que el Mausoleo de Augusto en Roma volverá a abrir sus puertas el año 2021.

Nuevos grafitos en Pompeya

Aparecen en Pompeya nuevos grafitos de propaganda política pidiendo el voto para candidatos a la magistratura edilicia, para la que se elegían anualmente a dos personas. Los grafitos de esta clase hallados en Pompeya superan los 2.800 y son una de las más llamativas características de la por ahora inagotable epigrafía pompeyana.

Nuestro alumno Martín Jiménez Cueto nos envía la noticia con estas fotografías y el texto explicativo que reproducimos a continuación:

Estos graffiti son el hallazgo más reciente de Pompeya. Se trata de propaganda electoral para el cargo de edil (=magistrados encargados de las obras públicas, pesos y medidas…).

¿Qué aparece en ellos?

 

Empezamos con el que está escrito con pintura negra.  Se aprecia con claridad que antes de escribir el autor aplicó una capa de lo que parece estuco. Es decir, casi con seguridad habría una inscripción previa.

En el texto se lee:

HELVIVM SABINVM / AEDILEM D(IGNVM) R(EI) P(UBLICAE) V(IRVM) B(ONVM) O(RO) V(OS) F(ACIATIS)

(«Os ruego que hagáis edil a Helvio Sabino, digno de la Res Publica (=el Estado), hombre bueno»)

En el que está en pintura roja se lee:

ALBVCIUM AED(ILEM)

(«[Elegid] a Albucio [como] edil»)

En la otra cara vemos el mismo mensaje, tal vez escrito por la misma mano y también en rojo, más completo:

L(VCIVM) ALBVCIVM AED(ILEM)

(«[Elegid] a Lucio Albucio [como] edil»).

Lucio Albucio es un candidato «conocido» para quienes investigan en Pompeya, ya que pertenecía a la gens (‘familia’) de los Albucios, propietarios de la Casa de las Bodas de Plata, que se encuentra en la zona y cuyo atrio es este:

Martín Jiménez Cueto

El león y la pluma: más vale tarde que nunca

Una vez solucionada la conjunción de circunstancias adversas que han impedido que la presentación online de la exposición virtual El león y la pluma se emitiera como estaba previsto, os facilitamos el enlace donde podéis ver tanto la presentación como la entrevista con Pau Ferrandis (en el minuto 19): https://youtu.be/5uLMBDKbwTE.

Agradecemos la realización y el soporte técnico a José María Rosado, de Noesis.

Sabemos que había gente que estaba pendiente de verlo en el momento anunciado y que tuvieron la amabilidad de avisarnos del problema. A ellos muchas gracias y a todos os pedimos disculpas.

Susana González Marín

Regalos navideños para aficionados a las clásicas

Repasar las entradas de Notae tironianae puede daros ideas para regalos navideños. Además de muchos libros, del Coliseo de Lego, de algunos videojuegos, etc., os dejamos otras sugerencias para regalar a los aficionados a la antigüedad clásica.

Grecomanía, un libro de gran formato que invita a conocer más cosas sobre la antigua Grecia. Ed. Maeva. 29.90 €
En La Tostadora: camiseta con el comienzo de la Iliada. En varias tallas y colores. 17.90€ (diseño de las humanidades molan)
Mascarilla con un motivo de un mosaico de la villa de Ramalete. 7.95 Museo Arqueológico Nacional

Juguetes de la antigua Grecia y Roma

Con las navidades a la vuelta de la esquina, es inevitable que estos días se estén produciendo las compras de último momento; y quienes tengan que escoger el regalo ideal para los más pequeños de la casa sabrán que hoy en día el catálogo de juguetes es casi interminable. Desde Notae tironianae nos hemos preguntado cuáles eran las posibilidades que tenían a su alcance los niños en la Antigüedad, y el repertorio básico no resulta ser muy diferente del que siguen disfrutando hoy los niños.


Chicas jugando a las tabas, s. III AEC, Capua

En primer lugar, hay que establecer una división básica entre clases sociales. Los juguetes a los que pudiera acceder un niño esclavo no eran los mismos que los que se podía permitir uno de familia acomodada. Los materiales serían más pobres, y solo tendrían acceso a lo que ellos mismos o los adultos de su entorno pudieran crear. Por su parte, un niño con más recursos podría optar no solo a juguetes de más calidad, sino también a creaciones de artesanos especializados; y además de a sus padres tenían a cuidadores pendientes de su crecimiento y juegos.

Muchas veces para crear un juguete no hacía falta nada más que un poco de imaginación y cualquier material de alrededor. Los juegos con tabas, nueces o dados eran muy comunes (y también entre adultos).

Uno de los primeros juguetes que recibía cualquier niñero era el sonajero, que podía tener diversas formas, como estas de animales:


Sonajero terracota, perro, s. IV – I AEC, Grecia


Sonajero terracota, delfín, s. IV AEC o posterior, Grecia


Sonajero terracota, jabalí, s. I – II EC, ¿Romano?

Cuando empezaban a dar sus primeros pasos, los carritos andadores ayudaban a desarrollar sus habilidades psicomotoras. En este sarcófago vemos retratadas las etapas de crecimiento de un niño y en una cómo camina con la ayuda de uno de estos andadores:

Sarcófago, niño con carrito, s. II EC, Roma

Sabemos por las representaciones artísticas y por los testimonios literarios que los juegos de pelota eran muy comunes, pero dado que los balones eran de materiales perecederos (lana, lino, cuero…) no conservamos apenas restos arqueológicos. Parece que, aunque eran los niños los que más jugaban con ellos, las chicas tampoco se quedaban atrás. Hay que recordar el libro VI de la Odisea: Nausícaa y sus siervas están jugando con una pelota cuando descubren a Odiseo.


Niña con pelota, estatua griega, s. III AEC, sur de Italia

Otros juguetes de uso extendido eran las peonzas, canicas, yoyós, silbatos… que funcionaban tal cual lo hacen hoy en día. Asimismo, los columpios y los balancines eran otra parte del elenco de posibilidades para el juego infantil.


Yoyós helenísticos


Figura minoica de una joven en un columpio, 1450-1300 AEC

Hombre colocando a un niño en un columpio, 425-400 AEC, Ática

Mujeres vigilan a dos niñas en un balancín, 430-20 AEC, Atenas

La mayoría de los juguetes eran usados tanto por niños y niñas indistintamente, con la excepción de las muñecas. Tenían un marcado carácter socializador, ayudando a asentar desde pequeñas los roles y obligaciones de las mujeres en la sociedad. Normalmente medían unos 15 cm, y se hacían de diversos materiales: madera, terracota, ébano, y especialmente hueso y marfil. Se debate si ayudaban a inclinar a las niñas hacia comportamientos maternales, porque sorprendentemente entre los restos arqueológicos no se conservan muñecos que representen bebés (al contrario de lo que sí es común entre los juguetes modernos).

Las muñecas tenían gran relevancia en los rituales de paso entre la infancia y la madurez: en la tarde antes de su boda, las niñas romanas dedicaban sus muñecas a Venus o a Diana; y las niñas griegas hacían lo mismo a Ártemis. Y si moría una niña, era común que la enterraban con sus muñecas. Un punto clave para la distinción entre figuras femeninas votivas o religiosas y muñecas propiamente dichas es la articulación de los miembros de la figura.

 Por su parte, de manera semejante a las niñas, se han encontrado restos de muñecos en santuarios de Apolo que los niños dedicarían para marcar su entrada en la edad adulta; pero no hay referencias en los textos a niños jugando con muñecos. Materiales arqueológicos de diversos puntos geográficos confirman la existencia de moldes para crear figuritas de guerreros y de gladiadores, que ayudarían a instruirlos en valores bélicos.

Muñeca de arcilla, 400 AEC, Atenas

Muchas veces nos encontramos con el problema de no poder discernir con claridad si los objetos que aparecen en yacimientos eran en efecto juguetes, o se trataban de creaciones con finalidad votiva. Además de las ya mencionadas muñecas, se conservan colecciones de figuras pequeñas (de arcilla o de bronce, generalmente) cuya forma varía de vajillas en miniatura a figuritas de animales o mismo de humanos. Su aparición frecuente en ajuares funerarios podría indicar una función votiva, acompañando al muerto al más allá sin importar su edad; o bien podrían tratarse de juguetes infantiles, personajes y animales con los que crear historias y pequeños objetos cotidianos con los que crear un contexto para ellas; en el caso de las vajillas de cerámica, también se ha planteado que fueran modelos en los talleres de qué debían crear los trabajadores.


Caballo con ruedas encontrado en una tumba, s. X AEC, Grecia


Vajilla en miniatura encontrada en Mérida

En la Antigüedad, existían festivales en los que era común regalar juguetes a los niños.  Atenas celebraba en la primavera las Antesterias, un festival dedicado a Dioniso durante el cual se regalaba a los niños de tres años jarras pequeñas de juguete (choes), que a menudo iban decoradas con imágenes de niños. Y ya hemos hablado en varias ocasiones de las Saturnalia romanas, antecedente de nuestra Navidad de la que heredamos el intercambio de regalos. Los niños romanos recibían frecuentemente pequeñas figuras.

Aquí termina nuestro recurrido por los juguetes de la Antigüedad. Esperamos que os pueda servir de inspiración para vuestros regalos: lo clásico nunca falla.

Carmen Pérez González

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