La autora de este libro, Daisy Dunn, es licenciada en Clasicas, máster en Historia del Arte y doctora en Clásicas e Historia del Arte. Entre otros libros, ha publicado también una biografía de Catulo –Catullus’ Bedspread (HarperCollins/Harper Press, 2016)-; actualmente se dedica a la crítica de libros y escribe columnas regularmente en varios medios de comunicación británicos.
Siruela ha publicado recientemente la traducción de su libro, Bajo la sombra del Vesubio. Vida de Plinio, cuyo original en inglés data de 2019.
El título induce a confusión; yo misma lo compré sin mirar nada más, pensando que la alusión al Vesubio y el subtítulo –Vida de Plinio– se referían a Plinio el Viejo, que, por otra parte, es un personaje mucho más famoso para el gran público que su sobrino Plinio el Joven. Pero, si una lee la contraportada y luego la nota preliminar de la autora, descubre que se trata de una «biografía dual» de ambos Plinios.
La idea de hacer una biografía doble de estos personajes surge aparentemente de la relación de parentesco entre ellos y del hecho de que el sobrino sea una de las fuentes principales sobre el trabajo de su tío y sobre el episodio que tanta fama ha ganado para este, su muerte durante la erupción del Vesubio en el año 79, cuando Plinio el Viejo, como comandante de la flota romana en Miseno, acudió a la zona, primero movido por la curiosidad, después con el deseo de prestar ayuda (Plinio, Epist. 6.16.9).
Sin embargo, no hace falta avanzar mucho en la lectura para ver claramente que es el Joven el absoluto protagonista y que el propósito biográfico solo se realiza en el caso de este -es lógico, pues la vida del sobrino está mucho mejor documentada que la del tío-. Lo que la autora hace, como afirma con toda claridad en su nota preliminar, es alternar la información de la Historia Natural de Plinio el Viejo con la biografía de Plinio el Joven, intentando establecer alguna relación entre ambos. Pero el resultado de esta fusión es, con frecuencia, forzado: por ejemplo, las palabras que Plinio el Viejo dedica a los higos en su enciclopedia le sirven a Dunn para introducir una breve descripción de los frutos de los que su sobrino disponía en su finca y su gusto por la variedad de productos que esta le ofrecía, para a continuación destacar que «Los primeros frutos de la primavera abrían el apetito de la poesía de Plinio» (p. 126), frase con la que da paso a comentar la afición de este a la poesía y a su costumbre de asistir a las recitaciones en Roma, aspecto que, dicho sea de paso, merecería más atención.
Se trata de una obra destinada al gran público y de fácil lectura; naturalmente hay pasajes más pesados que otros y algunos pueden resultar repetitivos, como la atención a los cultivos de las fincas de Plinio el Joven, quizá excesiva y motivada por el deseo de conectar a este con los libros correspondientes de la Historia natural. De manera general podemos decir que el libro está bien documentado, la autora indica la fuente de la mayor parte de sus afirmaciones y aporta una bibliografía bastante completa (aunque se echan en falta algunos títulos de autores no ingleses), así como mapas, ilustraciones y una tabla cronológica. Quizá lo más logrado sea la integración del trasfondo histórico en el relato, uno de los objetivos expresos de la autora, así como el retrato del entorno sociocultural de Plinio el Joven.
El libro tiene el valor de atreverse con un personaje muy poco conocido, pero surge la duda de si realmente ha conseguido trasladar al público el interés por Plinio el Joven y los motivos esenciales por los que merece un lugar en la historia cultural. La impresión es que la autora ha preferido destacar la relación con su tío por encima de otros rasgos más significativos de su figura. Esto se percibe en la organización escogida: renuncia al orden cronológico, una decisión que probablemente aporta amenidad (a riesgo de crear confusión en el lector no especialista, a pesar de la tabla cronológica) y, deseando reforzar la conexión entre ambos Plinios, opta por distribuir el material en torno a las estaciones meteorológicas de un año romano. De esta manera escoge como fundamento estructural de la obra un principio de la naturaleza -por otra parte, tampoco excesivamente pertinente en la Historia Natural- que se convierte en el nexo común entre tío y sobrino. Pero, dejando aparte el hecho de que con frecuencia la justificación para colocar un tema u otro bajo el epígrafe de la primavera o el invierno es endeble o inexistente, ¿es realmente esta relación con la enciclopedia de su tío algo significativamente esencial para el conocimiento del joven Plinio?
Tenemos que realizar algunas observaciones sobre la edición española, que hubiera precisado un mayor cuidado editorial, cuando ahora el esmero en este terreno es uno de los valores que distinguen al libro en papel frente al soporte electrónico. La presencia de ilustraciones es un atractivo añadido en una obra de este tipo, pero en este caso, a diferencia de la edición inglesa, son en blanco y negro y, lo que es peor, la calidad de algunas de las reproducciones deja mucho que desear. Otros pequeños indicios de dejadez perjudican el resultado final: la referencia a Séneca el Viejo de la p. 116 es en realidad a su hijo Séneca el filósofo, como se comprueba en la nota; no se adopta la transcripción habitual de los nombres de algunos personajes, como el de Tirón, el secretario de Cicerón, que en la p. 130 aparece como Tiro; la foto de la p. 159 no corresponde a lo que se anuncia en el pie, por mencionar algunos. Por otra parte, hubiera sido útil para el lector, y más teniendo en cuenta que se trata de un libro de divulgación, que la bibliografía se hubiera adaptado a la versión española y se hubieran incluido las traducciones de las fuentes a nuestro idioma
Susana González Marín
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