Más sobre San Jerónimo

Hoy en Notae tironianae se hacía mención un año más al día de los traductores en la jornada en que el catolicismo celebra la festividad de Jerónimo de Estridón, traductor de la versión canónica de la Biblia al latín: la Vulgata. Puesto que dicha versión devino el libro por antonomasia del occidente cristiano, también San Jerónimo devino patrono de otros aspectos que rodean a la cultura libresca. Es el caso de la Confraria Librariorum Civitatis Barchinone o, en catalán, Confraria dels Llibreters de Barcelona (‘El Gremio de libreros de (la Ciudad de) Barcelona’) fundada en 1553 y que pervive actualmente bajo el nombre de Gremi de Llibreters de Catalunya. Esta importante organización, todavía fundamental para la vida cultural catalana, ha felicitado a los libreros con la reproducción de la soberbia lámina de los “Goigs al Gloriós Pare i Doctor de l’Església Sant Jeroni, patró del Gremi de Llibreters de Barcelona” con la que se conmemoró en 1953 el cuadringentésimo aniversario de la entidad.

Como puede observarse, los gozos (goigs en catalán) son composiciones musicales de melodía sencilla para ser cantada por los fieles normalmente en la víspera del santo al que se dedican. La letra que los acompaña contiene su vida y milagros y, habitualmente, algún hecho relacionado con el lugar en el que es venerado, siempre siguiendo un mismo esquema métrico que cuenta con un estribillo (tornada en catalán) y diversas estrofas. Más allá de la religiosidad, de la divulgación hagiográfica y de su proliferación en la edad moderna, los gozos han tenido un papel muy importante para la lengua catalana (así como también para otras lenguas minorizadas) por ser para la mayoría de los mortales en momentos de castellanización o francesización militante (dependiendo del lado de la frontera) una de las pocas vías de acceso a un registro formal y literario de la lengua. Nótese, por ejemplo, que en los ejemplares de las islas no aparece nunca el uso del característico articulo es, sa, so (< latín ipse, ipsa, ipsum), propio del registro coloquial. Los gozos se documentan desde el s. XIV con la Ballada dels goyts de nostre dona en vulgar cathallan a ball redo, contenido en famoso el Llibre vermell de Montserrat, aunque su expansión y divulgación en la forma de lámina como la que conocemos hoy es una consecuencia de la expansión de la imprenta, de ahí su relación con los libreros. Por sus características y larga tradición han sido una fuente importante de estudio para los filólogos. Además, no faltan auténticos coleccionistas de estas láminas y es habitual que uno pueda adquirirla en su visita a los principales santuarios de todo el dominio lingüístico. En ocasiones, el canto los gozos se han convertido en una parte muy esperada de celebraciones locales, como es el caso de los dedicados a San Antón en Manacor y Artà (Mallorca), en la que es sorprendente ver a tantos jóvenes cantándolos de memoria y a pleno pulmón. Cierro esta pequeña nota con una fervorosa recomendación: Goigs de la Mare de Déu del Claustre de Solsona cantados por la grave y sensual voz de Roger Mas.

Tomeu Obrador Cursach

¿Por qué hoy es el día de los traductores?

No es la primera vez que en este blog hablamos de la traducción, una actividad que durante mucho tiempo ha sido vista por las agencias que nos evalúan con algo de desprecio (especialmente en el ámbito de las clásicas), como si ese fuera un trabajo menor, cuando es la tarea fundamental de un filólogo clásico.

Por eso, este año, la víspera de comenzar un curso atípico, queremos recordar la importancia que tiene la traducción: los estudiantes la practican incansablemente desde el día en que empiezan a estudiar las lenguas clásicas y, para los que nunca han tenido contacto con el griego y el latín, la traducción es la puerta que les permite acercarse a esos autores que parecen tan lejanos.

Se trata de una actividad antigua, que los antiguos romanos practicaron de manera sistemática desde que Livio Andronico decidió verter al latín la Odisea homérica y el teatro griego. Pero el que se ha llevado los laureles hasta el punto de ser nombrado patrón de los traductores en 1991 ha sido Jerónimo de Estridón, uno de los padres de la Iglesia, que vivió entre los siglos IV y V. Pues hoy, 30 de septiembre, hace 1600 años que murió y por eso es el Día de la Traducción.

Sin duda, Jerónimo tiene una relevancia enorme dentro del cristianismo como propagandista del ascetismo y extraordinario conocedor de la Biblia. Pero también es esencial para la cultura universal por la enorme empresa que acometió y que trasciende el ámbito religioso: la traducción, directamente desde sus lenguas originales, de la Biblia al latín. El resultado es la versión llamada Vulgata, cuyo uso acabó imponiéndose en la Iglesia.

Si quieres conocer mejor su figura (y de paso saber qué hace en ese estudio el león), en el mes de noviembre, para conmemorar este aniversario, se inaugurará una exposición bibliográfíca, El león y la pluma, en el edificio histórico de la Universidad de Salamanca (si la situación sanitaria lo permite).

Felicidades a todos los traductores, sean de 2º de Bachillerato o Premios nacionales.

Y, prescindiendo de creencias religiosas, creo que toda ayuda es poca, así que pidamos al santo que interceda por nosotros.

Susana González Marín

En tiempos de pandemia aprende latín a distancia

Aún está abierta la matrícula.

Matricula ordinaria: 200 euros Matricula reducida para alumnos de la USAL:180 euros.

El curso empieza a nivel cero, está destinado para aquellos que no saben nada de latín; así pues, no se exige ningún conocimiento previo ni ninguna otra condición. Resulta especialmente útil para futuros alumnos de 1º de titulaciones en cuyo plan de estudios figura el latín, y en general para todos los estudiantes de carreras de ámbito humanístico y social, pero está abierto a cualquier persona interesada en iniciarse en el conocimiento de la lengua y cultura latinas.

El curso, eminentemente práctico, se desarrollará on line, utilizando la plataforma Studium de la Universidad de Salamanca. Está organizado en torno a unidades pequeñas. Cada una constará de un breve documento con las explicaciones teóricas pertinentes acompañado de una presentación en Power point que incida en los principales contenidos que el alumno debe aprender. Asimismo se incluirá un conjunto de textos latinos que servirán de base a estas explicaciones. Todo ello se completa con una batería de ejercicios, en su mayor parte autocorregibles, en los que los alumnos pondrán en práctica lo aprendido en cada lección. Cada unidad dispondrá de foros para consultar dudas tanto sobre la parte teórica como sobre los ejercicios, que serán resueltas por los profesores en el plazo máximo de un día (salvo fines de semana). Se establecerán pruebas periódicas para que el alumno constate sus progresos.

El curso prevé que el alumno emplee 60 horas de trabajo para la consecución de sus objetivos, que él puede distribuir de la manera que le convenga en el espacio entre su apertura (5 de octubre de 2020) y su cierre (12 de febrero de 2021).

Dirige: Susana González Marín. sana@usal.es

Pandora y la pandemia

El 27 de septiembre El País publicó este texto de Siri Hustvedt:

Las Pandoras de la pandemia

A principios de abril, cuando la ciudad de Nueva York estaba casi totalmente paralizada, oía día y noche las sirenas de las ambulancias. Leía las noticias de que habían llevado camiones frigoríficos para albergar los centenares de cadáveres que salían de los hospitales a diario. Leía sobre los sepultureros que no daban abasto para enterrar los cuerpos. Pensaba en todas las personas que lloraban a sus muertos, por culpa de un virus completamente indiferente a su dolor.

Esa misma semana, el New England Journal of Medicine publicó un ensayo titulado ‘Huida de la Caja de Pandora’. El epidemiólogo David Morens y sus colegas usaban el mito griego de la primera mujer que abrió su caja y dejó salir las enfermedades, la muerte y otras desgracias al mundo como una apropiada analogía de la pandemia. “Debemos ser conscientes —escribían— de que, en este mundo superpoblado, con 7.800 millones de personas, la mezcla de comportamientos humanos alterados, cambios medioambientales y mecanismos insuficientes de salud pública en todo el mundo pueden fácilmente hacer que unos virus animales desconocidos se transformen en amenazas existenciales para los seres humanos”. Es decir, hay motivos para temer que otros virus zoonóticos pasen calladamente, invisibles, de otras especies a la nuestra. “Ojalá”, decían, “podamos volver a meter a los demonios en la caja”.

Estamos en septiembre. Los demonios siguen volando por todas partes. En Estados Unidos —pero no solo aquí—, la trayectoria del virus ha dependido mucho de las historias que se contaban sobre él, muchas de ellas ficticias.

Todas las culturas humanas crean relatos para explicar por qué las cosas son como son. En el mito original que cuenta el poeta griego Hesiodo, Zeus está furioso porque Prometeo ha robado el fuego a los dioses y entonces ordena la creación de la mujer, “un hermoso mal”, en castigo por ese delito. El sufrimiento humano tiene una causa, que adopta la forma de una mujer atractiva, insidiosa y malévola. La pandemia se ha convertido en caldo de cultivo para las historias que presentan la transmisión ciega de un virus como un malvado plan humano. El Pew Research Center ha averiguado que el 71% de los adultos en Estados Unidos conoce la teoría de que varios personajes poderosos pusieron deliberadamente en circulación el virus SARS-CoV-2. La tercera parte de los encuestados respondió que la historia era “probablemente” o “indudablemente” cierta.

La cifra oficial de muertos en Estados Unidos —que seguramente es más baja de la real— sobrepasa los 200.000. Una quinta parte de la cifra mundial, que ronda el millón de fallecidos.

En estos momentos, Nueva York es un oasis. El 8 de abril fallecieron de covid 700 personas. El 18 de septiembre murieron dos. Después de una primavera aterradora en la que estaba dormida, salvo las ambulancias, la ciudad ha ido despertando poco a poco. El tráfico ha vuelto. Las sirenas han recuperado su ritmo de siempre, pero no podemos comer en el interior de un restaurante y el comienzo del curso en los colegios ha estado lleno de dificultades. En mi barrio casi todo el mundo lleva mascarilla, aunque a veces las veo por debajo de la barbilla o con la nariz fuera. Sin embargo, en el conjunto del país la mascarilla no está generalizada, ni mucho menos. Llevar el rostro desnudo es una declaración política, una señal visible de la historia que esa persona ha decidido creer.

En los mítines de Trump, las muchedumbres sin mascarilla le vitorean mientras él sonríe y expresa ruidosamente su aprobación. Hay millones de estadounidenses convencidos de que el virus es un “fraude” o de que las cifras de muertos se han exagerado. Circulan, con ayuda del presidente, teorías de la conspiración que hablan del “Estado profundo”. En Internet se vende una mascarilla que muestra esta frase: “Esto parece una simple mascarilla, pero en realidad forma parte de una vasta conspiración de los progresistas y China para destruir Estados Unidos y derrocar al hombre blanco”. Cuando la vi me reí, pero es un humor siniestro. Algunas teorías conspirativas son más estrambóticas que otras y Estados Unidos no es el único país en el que circulan. Lo irónico es que además son letales. Nadie sabe exactamente cuántos seguidores de Trump han contraído la enfermedad o han muerto después de sus mítines. Lo único que sabemos es que el número de casos en esas zonas ha aumentado inmediatamente después.Aunque muchos miembros de la Administración han declarado la “guerra” al virus, una serie inerte de sustancias bioquímicas que solo cobran vida cuando entran en contacto con un organismo no sacia el ansia de tener un enemigo, una Pandora capaz de asumir las culpas de nuestra situación. El nombre de un clérigo paquistaní, Maulana Tariq Jameel, llegó a los titulares de prensa en mayo cuando dijo que la pandemia era prueba de la ira de Dios contra “la desnudez y la obscenidad”. En su opinión, las impúdicas culpables que han acarreado este castigo sobre su país y, por extensión, el mundo entero, son “las hijas de la nación”, no los hijos. Hizo mención especial de las chicas que bailan con faldas cortas.

Los seres humanos son víctimas de las ficciones colectivas que difunden. Los científicos utilizaron el viejo mito de Pandora para ilustrar los peligros provocados por un planeta en rápida transformación. No creo que estuvieran pensando en la misoginia descarada de la historia, pero el odio a las mujeres, como el odio a los negros y los morenos, los inmigrantes, los judíos, las comunidades LGTB y las élites urbanas, ha favorecido la propagación de la covid-19 en Estados Unidos. Muchos Estados se negaron a tomar unas precauciones razonables. Después del confinamiento, abrieron las tiendas y los negocios demasiado pronto. No exigieron mascarillas ni medidas de distanciamiento. Eran bravuconadas republicanas dirigidas al miedo a la castración. “Representa la sumisión”, le dijo un hombre a la periodista Brie Anna Frank a propósito de la mascarilla. “Es ponerse una mordaza, mostrar debilidad, sobre todo para los hombres”.

El politólogo Tyler T. Reny investigó las reglas masculinas y el coronavirus en un ensayo publicado en julio. Su conclusión es que las ideas sexistas “son, una y otra vez, el indicador más fiable de emociones, comportamientos y actitudes políticas relacionadas con el coronavirus e incluso de la probabilidad de contraer la covid-19”. “Este estudio”, escribe, “pone de relieve que la ideología de género puede afectar a la salud y ser un obstáculo para las campañas oficiales de salud pública”. Otros ensayos ofrecen distintos puntos de vista. En Estados Unidos, el mayor indicador de la probabilidad de contraer el virus y, sobre todo, de morir debido a él, es la pobreza. La pandemia ha resaltado las desigualdades de un sistema privado de salud basado en los beneficios empresariales y el racismo inherente a él.

Se suele pensar que la biología es una realidad fija, diferenciada de nuestra psicología y de los mundos sociales en los que vivimos. Tenemos corazón, pulmones, hígado y cerebro que, a veces, sufren averías. Vamos al médico para que arreglen el problema, pero no siempre hay remedio. Nos morimos. Nuestras conversaciones con otras personas y nuestras opiniones políticas están separadas de nuestro cuerpo, son aéreas e inmateriales. Pero la pandemia nos ha demostrado que estas divisiones son falsas. No es posible separar lo biológico, lo psicológico y lo sociológico. Las circunstancias sociales y los relatos políticos están estrechamente unidos a la epidemia en general. El odio y las desigualdades influyen en la salud. El sistema inmunitario es muy sensible al estrés y, si sufre tensiones continuas, puede modificar la expresión génica y provocar una inflamación que, con el tiempo, tiene efectos perjudiciales para la persona. El racismo es un factor de estrés, y se están estudiando sus repercusiones. Olusola Aijore y April Thames publicaron en agosto un artículo sobre este tema en Brain, Behavior, and Immunity: “El incendio en esta ocasión: la tensión del racismo, la inflamación y la covid-19”.

Las personas que creen en la ciencia miran asombradas las extravagantes teorías de extrema derecha que se han difundido en todo el mundo, sobre planes siniestros en los que a menudo figuran Otros que sirven de chivos expiatorios: la mujer, Hillary Clinton, el hombre negro, Barack Obama, y el judío, George Soros, tres personas a las que en 2018 se enviaron paquetes que contenían bombas. Los tres llevan mucho tiempo formando parte de la mitología de Trump: Hillary Clinton es una delincuente, “Hillary la corrupta”, Obama no es estadounidense y nació en Kenia, y Soros paga a los manifestantes de Black Lives Matter para que protesten. Cuidado, las cosas no son lo que parecen. La verdad está oculta y es terrible. Bajo el bello exterior de Pandora reside el mal. QAanon ha atraído a un gran número de seguidores con su historia sobre progresistas pedófilos, malignos y poderosos que esclavizan a los niños. Los grandes medios de comunicación se apresuran a señalar que “los hechos” no sostienen estas mentiras, pero me da la impresión de que eso les da bastante igual a los creyentes. Lo que no suele destacarse es que sí hay gente poderosa que ha urdido verdaderas conspiraciones contra una población desprevenida.

Las compañías tabacaleras y farmacéuticas están acostumbradas a censurar los estudios que las perjudican para aumentar sus beneficios. La historia de Estados Unidos está llena de estudios médicos abusivos, algunos llevados a cabo en secreto. En 1941, un grupo de virólogos, entre los que estaban Thomas Francis y Jonas Salk, inocularon a pacientes de centros de salud mental en Michigan el virus de la gripe, sin que ellos lo supieran. No falleció nadie, pero fue cuestión de pura suerte. Entre 1946 y 1948, el Gobierno estadounidense, con la cooperación de las autoridades guatemaltecas, infectó de sífilis, sin su consentimiento, a 700 hombres y mujeres, muchos de ellos prisioneros y enfermos mentales. En el tristemente famoso experimento de Tuskegee, en Alabama (1932-1972), en el que se manipuló a 600 hombres negros, 400 de los cuales padecían sífilis, el Gobierno les prometió una atención médica gratuita que nunca recibieron. Mucho después de que se descubriera el antibiótico que cura la sífilis, los médicos a cargo del experimento seguían viendo morir a los hombres de una enfermedad horrible. Como dijo un comentarista: el siniestro “experimento” reveló muchas más cosas sobre el racismo que sobre la sífilis. La ciencia no está libre de ideologías repugnantes, ni históricamente ni en la actualidad.

Aunque muchos miembros de la Administración han declarado la “guerra” al virus, una serie inerte de sustancias bioquímicas que solo cobran vida cuando entran en contacto con un organismo no sacia el ansia de tener un enemigo, una Pandora capaz de asumir las culpas de nuestra situación. El nombre de un clérigo paquistaní, Maulana Tariq Jameel, llegó a los titulares de prensa en mayo cuando dijo que la pandemia era prueba de la ira de Dios contra “la desnudez y la obscenidad”. En su opinión, las impúdicas culpables que han acarreado este castigo sobre su país y, por extensión, el mundo entero, son “las hijas de la nación”, no los hijos. Hizo mención especial de las chicas que bailan con faldas cortas.

Las ideologías fascistas florecen aprovechando la angustia, la incertidumbre y una firme identidad nacional y nativista, a menudo envuelta en significados casi religiosos u ortodoxos. España, Italia y Alemania desarrollaron distintas versiones del fascismo europeo en diferentes circunstancias culturales pero con rasgos comunes, como la fuerte necesidad de recortar los derechos de las mujeres, especialmente los derechos reproductivos. Ahora están volviendo a aparecer en todo el mundo nuevos tipos de movimientos autoritarios, antidemocráticos y con tintes fascistas. La actitud beligerante de los nacionalistas hindúes me recuerda a los airados partidarios de Trump, los miembros de nuestras milicias de extrema derecha y los neonazis que desfilaron en Charlottesville, Virginia, en 2017. Estos sistemas de creencias solo sobreviven cuando hay enemigos humanos a los que vilipendiar. Para los violentos nacionalistas hindúes inspirados por las ideas de pureza racial de Hitler, los musulmanes, los cristianos y otras minorías religiosas son objetivos a los que atacar. En Occidente, las feministas, las personas de género no binario, los inmigrantes, las minorías raciales y los marginados de todo tipo son objetivos engullidos por relatos grandiosos que explican por qué las cosas están tan mal. Esos relatos son rudimentarios y eficaces. Dividen el mundo en dos, el bien y el mal, hombres y mujeres, negros y blancos, y así proyectan sus demonios sobre los demás para realzarse a sí mismos.

Durante una pandemia mundial en la que hay tantas personas aisladas, sin seguridad económica y con miedo al futuro, las teorías sobre Pandora cobran fuerza. En mi país estamos en vísperas de unas elecciones que es muy posible que sean decisivas para la muerte o la supervivencia de la república democrática. Donald Trump y otros aspirantes a déspotas o déspotas en toda regla tienen en todo el mundo muchos millones de seguidores que se tragan sin rechistar las teorías paranoicas sobre los Otros que nos amenazan. Si no contaran con ese apoyo de masas, estos hombres desaparecerían al instante. Lo irónico y terrible es que, si hemos aprendido algo de la pandemia, es que todos los seres humanos somos ciudadanos vulnerables del mismo planeta y dependemos no solo unos de otros sino también de unos ecosistemas cada vez más frágiles sin los que no podemos sobrevivir como especie. La acción colectiva puede cambiar las cosas. Las protestas sonoras y el voto pueden cambiar las cosas. Y la versión que decidamos contar de la historia de nuestra humanidad común sobre la Tierra también puede cambiar las cosas.

Siri Hustvedt (Northfield, EE UU, 1955) es escritora y Premio Princesa de Asturias de las Letras 2019. Es miembro fundador de la plataforma Escritores contra Trump.

La biblioteca del exilio.

El Mercurio salmantino

We shed as we pick up - In Venice, a “library of exile” reflects on displacement and language | Prospero | The Economist

Desde Venecia, a Dresde y ahora a Londres, la biblioteca del exilio hace su última parada en el Museo Británico. La última instalación del artista y escritor británico Edmund de Waal es un himno a los escritores en el exilio: una “biblioteca” de porcelana con 2.000 libros traducidos

The British Museum, exposición del 27 agosto 2020 – 12 enero 2021

Un pabellón temporal, diseñado como un lugar de diálogo y contemplación, anima a los visitantes a sentarse y leer de una colección de más de 2.000 libros de escritores que han experimentado el exilio de todo el mundo. La biblioteca incluye las obras de casi 1.500 escritores de 88 países en docenas de idiomas. Y sigue creciendo. Casi todos los libros son traducciones, explorando la idea del lenguaje como migración. La biblioteca es de libre acceso, continuando la conexión histórica del Museo Británico con las bibliotecas de los últimos 260 años.

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Juan Antonio González Iglesias, premio de la crítica 2019

Empezamos nuestro nuevo curso con una buena noticia que esperamos marque la tónica de este 2020-21.

Enhorabuena a nuestro compañero y profesor Juan Antonio González Iglesias, que ha recibido el premio de la crítica 2019 de poesía por su libro Jardín Gulbenkian. El premio correspondiente a la narrativa es para Mariana Enríquez por su novela Nuestra parte de noche. Os dejamos el enlace de la noticia en El País.

Vuelve Notae tironianae

Con un poco de retraso, dada la situación que nos obliga a empezar el curso el día 1 de octubre, pero volvemos con nuestros lectores. Tenemos en el tintero muchas noticias y enlaces: los tironianos no han descansado en verano y, por otra parte, es cierto que los asuntos del mundo clásico proliferan por doquier cuando llega el mes de agosto. Pero ahora empieza el mal tiempo y empezamos nosotros.

¡Participa, este es el blog para todos los aficionados a las clásicas!

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