«Los malheridos» de la Biblioteca Histórica de la USAL.

El Mercurio salmantino

Compartíamos hace unos días la noticia de la Exposición virtual “Malheridos. La huella del tiempo en las bibliotecas REBIUN”, realizada por el  Grupo de Patrimonio Bibliográfico de REBIUN.

LA BIBLIOTECA HISTÓRICA DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA HA COLABORADO EN TRES DE LAS CUATRO SECCIONES

Para la Sección de CENSURA, la Biblioteca colabora con el “Tomus posterior” del Speculum astrologiae de Francesco Giuntini (Lyon 1583), una antología de tratados astrológicos con piezas de Sacrobosco, Purbachio y Copérnico, entre otros autores. El índice expurgatorio de 1640 analizó hasta la extenuación este tomo y, a juzgar por los resultados, el censor firmante en la portada, Francisco Cachupín, lo aplicó estrictamente, de modo que no solo podrán verse censuradas las páginas o fragmentos prohibidos, sino también las distintas modalidades de censura utilizadas: tachones -en línea o en espiral-, tachones más arena, papel pegado y páginas cortadas parcial o completamente.

Para la sección…

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Malheridos. Exposición bibliográfica virtual

La semana pasada, gracias a El Mercurio Salamantino, conocimos una nueva exposición virtual que, si bien incluye todo tipo de libros, muestra muchos ejemplares pertenecientes al ámbito clásico, como el que encabeza esta entrada, De historia plantarum de Teofrasto.

Nos referimos a Malheridos. La huella del tiempo en las bibliotecas REBIUN. El propósito de esta exposición, cuyo responsable es El Grupo de Patrimonio Bibliográfico de REBIUN, es mostrar «el daño sufrido por los libros, sea cual sea su causa. El daño y, en ocasiones, las medidas que se han tomado para evitar su definitiva destrucción.»

La exposición se divide en 4 secciones diferenciadas:

CENSURA

DESASTRES NATURALES

MALA PRAXIS

VIOLENCIA

¿Los mármoles de Elgin o los mármoles del Partenón?

En la larga disputa entre el gobierno griego y el British Museum, salpicada con las intervenciones oportunistas de Boris Johnson, se produce un nuevo desencuentro, como informa Rafa de Miguel en El País (24/5/2022); algo que no preludia precisamente una devolución ni siquiera a largo plazo. Reproducimos el texto del periódico:

El Reino Unido irrita a Grecia al afirmar que recogió de las ruinas los mármoles del Partenón

El Gobierno de Johnson vuelve a lavarse las manos y asegura que las esculturas fueron adquiridas legalmente por el Museo Británico

El peor modo de encauzar una discusión tan pasional y cercana a la piel como la devolución a Atenas de las estatuas del Partenón, que exhibe el Museo Británico de Londres, es utilizar a los “expertos” como testigos de parte. El tono condescendiente que empleó la semana pasada Jonathan Williams, el subdirector del museo, en la reunión en París de la Unesco (el organismo de la ONU dedicado a la educación, la ciencia y la cultura) que debatía el retorno de los mármoles ha desatado la ira de las autoridades griegas.

“La mayor parte del friso fue recogido de entre las ruinas que rodeaban al Partenón”, aseguraba Williams ante los miembros de la comisión intergubernamental que debate y promueve la devolución a su lugar de origen de los bienes culturales. “Todos estos objetos no fueron arrancados del edificio como se ha sugerido”, intentaba rebatir el responsable del museo. Coronaba la faena con un consuelo paternalista dirigido a sus colegas griegos: “Nunca se producirá ese momento mágico de la reunificación de las esculturas, porque la mitad de ellas se perdieron para siempre a lo largo de un periodo de más de 2.500 años”, decía Williams. Era el modo de rechazar la posibilidad real de una devolución con la excusa de que el edificio nunca recuperará su esplendor original.

Y aunque es cierto que, durante siglos de guerras e invasiones el edificio pasó de ser un templo griego a una iglesia cristiana, una mezquita musulmana y hasta un barracón militar reventado a medias por una explosión en siglo XVII, la afirmación de que Thomas Bruce Elgin, “Lord Elgin”, recogió del suelo la mayoría de las estatuas que hoy se exhiben en la sala 18 del Museo Británico ha sido ampliamente rebatida. El entonces embajador del Imperio ante el Imperio Otomano, bajo cuyos dominios estaba Atenas, permitió el uso de sierras especiales y otra maquinaria pesada para poder extraer del friso muchas de las metopas y sus bajorrelieves. Así se deduce de la correspondencia entre Elgin y Giovanni Battista Lusieri, el pintor italiano que supervisó todas esas tareas en 1801. En 1816, arruinado, Elgin se las vendió al Museo Británico por 350.000 libras (310.000 euros) de la época.

“Para reducir la carta total de transporte, Lusieri cortó la parte de atrás de la mayoría de estos bloques y la descartó, pero mantuvo intacta la cara en la que estaban las esculturas”, ha explicado el profesor Anthony Snodgrass, profesor de Arqueología Clásica de la Universidad de Cambridge, y miembro del Comité Británico para la Reunificación de los Mármoles del Partenón. “Esto no quiere decir que todos los bloques fueran arrancados de la parte alta del templo, pero el estado de conservación de la mayoría de los bloques expuestos en el Museo Británico es lo suficientemente bueno como para demostrar que no se cayeron de una altura de doce metros, sino que fueron cuidadosamente arrancados y bajados, para serrar en el suelo su parte de atrás”, ha afirmado Snodgrass.

El Gobierno de Atenas ha reforzado en los últimos años una campaña que inició a principios de los ochenta la actriz y ministra de Cultura, Melina Mercouri, y que tiene una enorme carga sentimental para los ciudadanos griegos. En noviembre del año pasado, el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, visitó Londres, y apeló con astucia a la Gran Bretaña Global (Global Britain) que soñaba Boris Johnson para el tiempo pos-Brexit. ¿Qué mejor gesto para inaugurar esa nueva era de relaciones internacionales que la generosa devolución de los mármoles? Mucho más si se tiene en cuenta que Johnson es un amante de la Grecia clásica, que presume de recitar de memoria las cien primeras líneas de la Odisea. O que, como presidente del club de debate universitario Oxford Union, invitó en 1986 a Melina Mercouri, la actriz, cantante y ministra griega de Cultura que abanderó la campaña para el retorno de las esculturas. Y que, incluso como alcalde de Londres, llegó a defender en una carta a las autoridades griegas, en 2012, que “en un mundo ideal, los mármoles del Partenón nunca deberían haber sido retirados de la Acrópolis”.

La realpolitik se impuso en el momento en que Johnson se convirtió en primer ministro, y Downing Street remitió el asunto a los patronos del Museo Británico, que “operan de un modo independiente, ajenos al Gobierno”, como aseguró un portavoz gubernamental. Los responsables del museo no quieren ni oír hablar de una posible devolución. Consideran que los mármoles fueron adquiridos legalmente, en un momento en que ni siquiera existía la República de Grecia que hoy los reclama. Sin embargo, el apoyo popular a la restitución, sobre todo dentro del Reino Unido, es enorme y en aumento. Según la encuesta más reciente de YouGov, del pasado 23 de noviembre, un 59% de los británicos cree que las esculturas deben estar en la Acrópolis. Y apenas un 18% se manifiesta en contra. El resto, directamente, no tiene opinión al respecto.

Conscientes de la buena gestión del actual Museo de la Acrópolis, en Atenas, donde podrían ir a parar las estatuas en caso de devolución, los gestores del Británico sugieren la trampa de un préstamo de las obras. Saben que la oferta coloca en difícil posición al Gobierno griego. Aceptar algo así supondría admitir implícitamente que la propiedad es de otro. Hasta las palabras están cargadas de intención. Por eso sigue habiendo un sector de la prensa británica que habla de los “mármoles de Elgin”, y no de los “mármoles del Partenón”. Y el corresponsal de EL PAÍS sugirió en cierta ocasión al actual director del museo, el alemán Hartwig Fischer, que las actuales técnicas de copia en 3D permitían reproducir obras de arte con completa exactitud. “Esa sería una solución. Y enviar las copias a Atenas”, respondió.

Los Vetones contra Aníbal

El País (23/5/2022) informa sobre las nuevas investigaciones realizadas con Tecnología LiDAR sobre el castro de El Raso.

El Raso (Candeleda, Ávila) fue edificado por los vetones de un poblado (El Castañar), que, derrotados por los cartagineses, huyeron y levantaron otro asentamiento fortificado (17,5 hectáreas), rodeado por una muralla en sus tres cuartas partes de hasta tres metros de anchura, protegida por torres, bastiones y dos construcciones defensivas, el Castillo, de 20 metros de longitud y seis de altura, para defender la entrada al asentamiento, y el Castillejo, que servía para vigilancia. Tan solo el 4% del yacimiento ha sido excavado.

Juan Valera, aprendiz de helenista

Sí, hablamos de Juan Valera, el autor de Pepita Jiménez o de Doña Luz. Durante el otoño de 1879, retirado en su finca de Cabra, tradujo Dafnis y Cloe, de Longo, que publicó con una Introducción y notas propias en enero de 1880, bajo el pseudónimo de Un aprendiz de helenista. Puedes consultar la edición digitalizada de 1886 en la Biblioteca Digital Hispánica.

Además tuvo el proyecto de traducir a otros autores griegos, como Homero (la Odisea), Hesíodo (la Teogonía) o las siete tragedias de Esquilo, estas últimas en colaboración con Menéndez Pelayo, proyecto que, finalmente, llevó a cabo solo este último.

Si queréis saber más sobre la cultura clásica de Valera os remitimos a la biografía publicada por Pilar Hualde Pascual (2010) en la página Catalogus Philologorum Classicorum. De ahí hemos extraido el siguiente párrafo:

«Por lo que respecta a su obra cumbre, Pepita Jiménez (1874), tiene en ella especial relevancia la influencia virgiliana, tanto en los ecos campestres de Bucólicas y Geórgicas, como en la reproducción del motivo del encuentro de Dido y Eneas en la Eneida. Del resto de la poesía latina se puede destacar la presencia del pensamiento poético de Horacio acerca de la vida retirada, tan indisociable del de nuestro Fray Luis de León, la influencia de Ovidio, en la recreación del episodio de Filemón y Baucis, sin olvidar a Catulo, por quien nuestro autor manifiesta especial querencia. Por la parte griega, aparte de la influencia evidente y confesada de su admirado Longo y de alguna referencia puntual a Jámblico, no podemos olvidar los ecos del Hipólito de Eurípides, en el que se inspiran irónicamente algunas escenas de Pepita Jiménez. Finalmente, y pasando a un género tan afín a la novela como es la historia, Jenofonte ocupa un lugar relevante dentro de las referencias a la literatura clásica presentes en Pepita Jiménez, pues con él se nos va a ilustrar el papel que el «yo» del narrador debe ocupar en la historia. En el resto de su obra aparecen, asimismo, numerosas referencias a los clásicos: Homero, especialmente querido por nuestro autor, aparece con frecuencia citado en sus epistolarios e incluso en sus novelas, donde no se priva de incluir la paráfrasis de algún texto de la epopeya homérica, y Platón y Luciano también se dejan ver en su obra epistolar. Aparte de los significativos ecos de los grandes clásicos griegos y latinos es sus obras más conocidas, es reseñable que escritos de Valera mucho menos famosos, como su cuento Parsondes,
o incluso obras inconclusas como Lulú, Princesa de Zabulistán o Zarina se han basado en relatos de la Historia Universal de Nicolás de Damasco y en un fragmento de Ctesias, lo que supone un conocimiento por parte de nuestro autor de textos de autores griegos muy específicos y poco conocidos, hecho singular en el panorama literario de la España del siglo XIX.»

A este particular Agustín Ramos Guerreira nos anima a reivindicar a Valera también en el territorio de la lingüística, si no como lingüista dedicado, al menos como lúcido aficionado a ello. El profesor Ramos señala lo siguiente: «Valera tiene el mérito de haber usado por primera vez en español (a la luz de los datos del CORDE) el término “flexión” en su acepción morfológica. Lo hizo en la Contestación al discurso de Recepción de don Francisco de Paula Canalejas en la Real Academia Española el 28 de noviembre de 1869; pero lo más llamativo de ese discurso, que llevaba por título Leyes que presiden a la lenta y constante sucesión de los idiomas en la historia Indo-europea, es una especie de visión anticipada de la idea de gramaticalización que tradicionalmente se atribuye a Meillet, aunque hubo otros atisbos previos que no hacen aquí al caso». Y nos facilita la cita de Valera por si a alguien le parece exagerada su intuición:

«Juzgando, pues, que toda desinencia, por donde viene a modificarse el valor de una palabra y a convertirse en otra palabra derivada, tuvo un valor por sí en un principio, hay que convenir en que la mayor parte de las lenguas tuvieron en su origen el carácter elemental o monosilábico de la lengua china; en que después fueron aglutinantes, y en que, por último, vinieron a ser lenguas de flexión.»

Susana González Marín

Cuidado, publicistas: la Batalla de Maratón fue en el año 490 a. C. y no en el 409

Hemos encontrado ayer este anuncio en la prensa. De nuevo, el mundo clásico utilizado para la publicidad. Hasta ahí nada nuevo, pero los publicistas deberían tener un poco más de cuidado, puesto que el anuncio contiene un error o una errata: la batalla de Maratón fue en el 490 a. C. y no en el 409.

Sirva el error de excusa para recordarnos la historia de Filípides.

Luc-Olivier Merson, Le Soldat de Marathon

Maratón se sitúa a unos 40 km. al nordeste de la ciudad de Atenas, una llanura en la que abundaba el hinojo, que le dio nombre, pues ese es el significado de la palabra márathon en griego antiguo y moderno. Allí, en el 490 a. C., se desarrolló una batalla que enfrentó a unos cuantos miles de soldados atenienses apoyados por unos 600 hombres de la ciudad beocia de Platea contra un ejército persa muy superior en número.

Según Heródoto (6.105-106), antes de la batalla, Filípides, un correo profesional, fue enviado a Esparta para pedir ayuda y llegó a esta ciudad al día siguiente, tras haber recorrido entre 210 y 240 km. No lejos de Esparta se le apareció el dios Pan prometiendo ayuda a los atenienses si le prestaban culto con más interés.

Esta versión es diferente a la de otros autores, como Plutarco (Sobre la gloria de los atenienses 3, 347c) y Luciano de Samosata (Sobre un error cometido al saludar 3), que cuentan que el corredor iba a Atenas a comunicar la victoria y, tras cubrir los 40 km. aproximadamente de la distancia, murió exhausto nada más llegar.

Si quieres saber más puedes leer el trabajo de Fernando García Romero, «La leyenda de Filípides, el corredor de Maratón, y otras historias maratonianas», en Juan Piquero Rodríguez y Jesús Quílez Bielsa (eds.), Desmontando mitos, Madrid 2017.

Susana González Marín

En torno a las columnas de Hércules

El día 25 de mayo se inaugura en el Museo Arqueológico Nacional una exposición que podrá contmplarse hasta el 16 octubre: «En torno a las columnas de Hércules. Las relaciones milenarias entre Marruecos y España». Recogemos algunos párrafos del texto de presentación en la web:

El tema central de esta exposición es el reconocimiento mutuo de los lazos de vecindad que unen a Marruecos y España a lo largo de la historia

Esta exposición constituye una ocasión única para profundizar en esas relaciones a lo largo de milenios de intercambios culturales, establecidos primero sin estructuras políticas de carácter estatal, y después bajo la influencia de poderes externos, como las colonizaciones fenicia y púnica, e incluso bajo la égida imperial de la Roma clásica y la posterior expansión del Islam.

Además, es también una oportunidad sin parangón para contemplar en España las obras capitales del patrimonio arqueológico de Marruecos, que muy pocas veces han salido de su territorio y nunca antes lo habían hecho con destino a nuestro país.

La exposición presenta un conjunto de 335 piezas, prestadas la mitad de ellas por diferentes instituciones marroquíes pertenecientes a la Fondation Nationale des Musées del Reino de Marruecos en concreto de los Museos de Rabat, Fez y Tetuán, y la otra mitad al Museo Arqueológico Nacional, así como una pieza estelar procedente de las colecciones del Museo del Prado.

Comisarios: Abdelaziz Elidrissi (Director del Musée Mohamed VI de Rabat), Eduardo Galán (Conservador jefe de Prehistoria del Museo Arqueológico Nacional) y Anas Sedrati (Conservador del Musée de Histoire et Civilizations de Rabat)

EL “César” de Ovidio y sus imágenes

Julio César es también protagonista de las obras de Ovidio. El poeta lo menciona en su obra Fastos a propósito de las modificaciones del calendario que se relatan en el libro tercero:

(…) sed tamen errabant etiam nunc tempora, donec               
     Caesaris in multis haec quoque cura fuit.
non haec ille deus tantaeque propaginis auctor
     credidit officiis esse minora suis,
promissumque sibi voluit praenoscere caelum
     nec deus ignotas hospes inire domos.               
ille moras solis, quibus in sua signa rediret,
     traditur exactis disposuisse notis;
is decies senos ter centum et quinque diebus
     iunxit et a pleno tempora quinta die.
hic anni modus est: in lustrum accedere debet,               
     quae consummatur partibus, una dies.

Fastos, 3, 155-166

«No obstante, el calendario continuaba siendo defectuoso hasta que César, a sus muchas preocupaciones, añadió también ésta. Este dios y fundador de tan eximia descendencia no consideró esta empresa indigna de su atención. Quiso conocer de antemano el cielo que se le había prometido, para no entrar, una vez convertido en dios, como un extraño en una morada desconocida. Se dice que fue él quien estableció en tablas precisas el tiempo que tarda el sol en regresar a cada uno de los signos. Añadió sesenta días y a quinta parte de un día entero a los trescientos cinco ya existentes. Esta es la duración de un año: cada lustro debe añadirse un día más, que es la suma de las fracciones.»

(Traducción de Marcos Casquero, Universidad de León, 1990)

Las ediciones ilustradas de las obras de Ovidio imaginaron esta acción de Julio César tal y como aparece en dos ediciones que conserva la Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca: los Fastos editados en Venecia en 1508 en casa del famoso impresor Giovanni Tacuino y la edición de la misma obra que vio la luz en Milán en 1510 impresos por Leonardo Pachel.

Fastos. Fanensis. Tacuino. Venecia.1508. Imagen del libro tercero.

Fastos. Fanensis. Pachel. Milán.1508. Imagen del libro tercero.

Ambas imágenes, concebidas de manera similar en una estructura tripartita para reseñar varios de los episodios recuperados por Ovidio en libro que ilustran, presentan en la última parte, a la derecha de la imagen la escena del momento en el que César, coronado de laurel, vestido a la romana, entronizado y con un cetro, dispone las reformas del calendario que unos escribas toman al dictado. La escena, que es similar a la que se reproduce en el espacio central y representa las reformas de Numa Pompilio, muestra el avance en la representación del ambiente y de la escritura que se hace en un volumen en lugar de la especie de tabula sobredimensionada que recoge las modificaciones del monarca.

Pero Julio César es también uno de los protagonistas del poema de las Metamorfosis del poeta latino. En concreto, la última de las transformaciones que se narran o describen en el poema es justamente la conversión en estrella del dictador.

Ovidio lo cuenta así:

Vix ea fatus erat, media cum sede senatus
constitit alma Venus nulli cernenda suique
Caesaris eripuit membris neque in aëra solui
passa recentem animam caelestibus intulit astris,
dumque tulit, lumen capere atque ignescere sensit
emisitque sinu: luna volat altius illa
flammiferumque trahens spatioso limite crinem
stella micat natique videns bene facta fatetur
Ese suis maiora et vinci gaudet ab illo.
(Met. 15, 843-851)

«Apenas había terminado de decir esto, cuando en mitad del palacio del senado se posó la bienhechora Venus sin que nadie pudiese verla, y de entre los miembros de su César, capturó su alma fresca, no dejando que se disipase en el aire y la introdujo entre los astros del cielo, y mientras la llevaba notó que cobraba luz y empezaba a arder, y la soltó de su regazo; vuela el alma más arriba de la luna y respelandece convertida en una estrella que arrastra una cabellera llameante de enormes proporciones, y al ver los hechos gloriosos de su hijo declara que son mayores que los suyos y se regocija de ser sobrepujada por él.»

(Traducción de Antonio Ruiz de Elvira, CSIC, Madrid, 1994)

Algunas ediciones ilustradas también imaginaron el momento del catasterismo de César y la intervención de su divina antepasada, Venus. Una de ellas, en concreto la que se edita en Amberes en 1595 en casa de Pedro Bellero, con la traducción castellana de Bustamante, propone esta visión del magnicidio, el traslado y apoteosis del alma del dictador, representada como un rostro que parece una máscara que llega a las manos de la diosa Venus, mientras la asamblea de los restantes dioses contemplan la escena desde el cielo en el que se va a integrar el eximio mortal, y en el que ya figura un reciente miembro, el propio Hércules.

Metamorfosis. Bustamante. Bellero. Amberes.1595. Ultimo grabado del libro quince (fol. 227v)

Fátima Díez Platas

Universidad de Santiago de Compostela

Santiago Auserón presenta su libro «Arte sonora» en Letras Corsarias

Hoy a las 20:00 en Letras Corsarias se presenta el libro «Arte Sonora» de Santiago Auserón (Anagrama, 2022). Se trata de un ensayo sobre la música en la Grecia clásica y su relación con la palabra, la poesía, la mitología y la filosofía. Reproducimos el texto de la web de Anagrama:

«Que el origen de la cultura Occidental se remonta a la Grecia clásica es algo que todo el mundo sabe. El papel que en ese universo heleno tuvo la música es, en cambio, mucho más desconocido. Santiago Auseron explora en este original y ambiciosísimo ensayo la relación de la música en la Grecia arcaica y clásica con la poesía, el mito, la filosofía, el logos y la videncia. Aborda la vinculación de la armonía, el ritmo y la melodía con la palabra, la conexión entre lenguaje y música, la unión y la escisión de las artes visuales y musicales, la relevancia de la música desde Homero hasta Platón, pasando por el tratado de armonía de Aristóxeno… El libro parte, en palabras del propio autor, de «la inquietud por conocer el rastro de las sonoridades musicales que asistieron al nacimiento de la filosofía».

Santiago Auserón (Zaragoza, 1954) estudió Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, y luego en París VIII, bajo la dirección de Gilles Deleuze. Cantante y compositor de Radio Futura, grupo fundamental del rock español, es autor de numerosos artículos y de los libros La imagen sonora, Canciones de Radio Futura, Canciones de Juan Perro y Semilla del son. Crónica de un hechizo. Bajo el nombre de Juan Perro ha publicado discos como Mr. Hambre o Cantos de ultramar. Bajo su nombre de pila ha realizado otros proyectos, como Canciones de Santiago Auserón con la Original Jazz Orquestra del Taller de Músics o Vagamundo, con la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Ha recibido el Premio Nacional de Músicas Actuales (2011). En 2015 obtuvo el grado de doctor con una tesis sobre la música griega antigua y el origen de la filosofía.

Entrega de premios de la XI Olimpiada de Cultura Clásica

Esta tarde (20/5/22) tendrá lugar a las 17:30 en el Aula Magna de la Facultad de Filología (USAL) la entrega de premios de los concursos que integran la XI Olimpíada de Cultura Clásica, organizado por la Sociedad Española de Estudios Clásicos (SEEC), Sección de Salamanca, Ávila y Zamora. La entrega de premios irá precedida por la charla «La Antigüedad a través de las monedas», a cargo del ganador del premio «Luisa de Medrano» al mejor Trabajo de Fin de Grado (TFG) de tema clásico de 2021, D. Francisco Javier Sánchez Conde. Se entregará un diploma a los ganadores y sus profesores y un certificado de participación a todos los alumnos. Este curso los ganadores han sido los siguientes: 

Premio ‘Luisa de Medrano” Trabajo Fin de Grado de tema clásico 2020-21

D. Francisco Javier SÁNCHEZ CONDE. TFG: «Iconografía numismática de las virtudes imperiales: Pietas en las monedas de Antonino Pío», tutelado por la Profª. M.ª Cruces Blázquez Cerrato.

-Certamen Ciceronianum (2º de Bachillerato)

  • Primer premio: D. Rodrigo GARCÍA BELÍO. IES Venancio Blanco (Salamanca). Prof. David Lucas Cuesta. Tercer puesto en la fase nacional.
  • Segundo premio: D. Rodrigo VIDAL SPRENGER. IES Francisco Salinas (Salamanca). Profª. Cristina González Díez
  • Tercer premio: D. Noel VICENTE CEREIJO. IES Francisco Salinas (Salamanca). Profª. Cristina González Díez

-Concurso Esfinge de Cultura Clásica

4º de ESO: Tercer premio: Alba CALVO CUADRADO – IES Francisco Salinas (Salamanca). Profª. Cristina González Díez. 

2º de ESO:

  • Primer premio: Ricardo SÁEZ ZAMORA – IES Candavera (Candeleda). Profª. Sandra Cruz Gutiérrez.
  • Segundo premio: Miguel Ángel GÓMEZ GARRO – IES Candavera (Candeleda). Profª. Sandra Cruz Gutiérrez. 
  • Tercer premio: Noel CASADO MIGUEL – Colegio Maristas Champagnat (Salamanca). Profª. Estefanía Briz Cáceres. 

Damos la enhorabuena a los ganadores y a sus profesores y agradecemos de corazón su participación a todos los alumnos y a los profesores que los preparan y animan, por su valiosa labor en defensa del Latín, el Griego y la Cultura Clásica.

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