Esto del mundo clásico es muy friki

«Esto del mundo clásico es muy friki» es lo que dice un alumno español de 17 años que está estudiando en un internado masculino en Italia donde sólo se habla latín. A través de Mª Ángeles Martín nos llega este reportaje de El Mundo (puedes leerlo aquí), remitido por Ignacio Pérez de la Sota.

Es una oportunidad para reflexionar sobre si este es el modelo de pervivencia de las lenguas clásicas que deseamos.

Susana González Marín

«Ganimedes» es nombre de Congreso

Cuando hablamos de la actualidad del mundo clásico, nos imaginamos temas de distinta índole que vienen jalonando nuestro bienamado blog desde hace más de un año. Hoy seguimos hablando de actualidad, pero una algo distinta a la que estamos acostumbrados. El comité organizador del V Congreso Ganimedes de jóvenes investigadores de Filología Clásica quiere enviarles una nota en la que se anuncie y publicite nuestra asociación, no sólo por la simple divulgación, sino porque será en Salamanca donde tendrá lugar el congreso los próximos 22, 23 y 24 de marzo.

ganimedes

Esta asociación fue fundada en 2012 en Madrid por estudiantes en situación predoctoral de la Universidad Autónoma. Su misión es permitir que investigadores noveles de filología clásica de toda España y parte del extranjero ‒no es un chiste, gente de otros países de Europa ha presentado comunicaciones anteriormente‒ den a conocer sus trabajos, líneas de investigación de doctorado y, sobre todo, compartan su experiencia investigadora entre ellos y con las futuras generaciones.

Por esta razón queremos dar difusión desde aquí, para que los jóvenes alumnos de la Facultad y todo el que esté interesado se acerque esos días al Aula Minor y al Aula Magna y de esta manera conozcan qué se está haciendo en la actualidad con la Filología Clásica y otras disciplinas; ya que también hay cabida para quienes se dedican a la Historia Antigua o a la innovación docente de nuestra disciplina. Así mismo animamos a todos los estudiantes de máster y doctorado que les llegue esta información a que presenten sus proyectos en alguna de las dos modalidades que ofrecemos: comunicación o póster. Para este fin, dejamos en este enlace la dirección de la web del Congreso, donde podrán encontrar los requisitos y periódicamente se irá renovando información de interés: https://sites.google.com/site/vcongresoganimedes2017/home.

Para terminar, nos gustaría agradecer a Notae Tironianae la oportunidad que nos brinda al dejarnos difundir esta información en este rincón de la red de redes. VALETE OMNES!

ganiIbor Blázquez Robledo

Saberes inútiles

10 de octubre de 2016: David Leo García se lleva el mayor bote de la historia de Pasapalabra (1.866.000 euros de nada). Pese a que cerca de la mitad se le va en impuestos y demás, este filólogo malagueño ya tiene en mente cómo invertir su dinero: un viaje a Japón, una librería-bar y una academia de saberes inútiles. ¿Qué demontres es una academia de saberes inútiles? En palabras del propio David, un lugar donde ‘especialistas del ámbito de las Humanidades tengan un espacio en el que transmitir o intercambiar conocimientos’. No sé vosotros, pero yo voy reservando plaza.

Esta suerte de Club de los Poetas Muertos, de Sala de los Menesteres, es un refugio para quienes insistimos en aprender y difundir artes y enseñanzas que hoy día, en este país, parecen condenadas a un ostracismo atroz, cuando no a una muerte agónica. Nosotros mismos, tildando de inútiles dichos conocimientos (no sin descarnada y dolorosa ironía), hacemos patente esa realidad.

Me gustaría concluir con un pasaje de The Usefulness of Useless Knowledge, de Abraham Flexner, publicado en la Harper’s Magazine en octubre de 1939, y que yo, merced al consejo de la profesora Susana González, he extraído del libro La utilidad de lo inútil, de Nuccio Ordine:

¿No es curioso que en un mundo saturado de odios irracionales que amenazan a la civilización misma algunos hombres y mujeres se alejen por completo o parcialmente de la tormentosa corriente de la vida cotidiana para entregarse al cultivo de la belleza, a la extensión del conocimiento, a la cura de las enfermedades, al alivio de los que sufren, como si los fanáticos no se dedicaran al mismo tiempo a difundir dolor, fealdad y sufrimiento? […] Oímos decir con fastidiosa reiteración que la nuestra es una época materialista que debería tener como principal interés una más amplia distribución de los bienes y las oportunidades materiales. Así, la justificada protesta de aquellos que sin culpa alguna se ven privados de oportunidades y de un reparto justo de bienes mundanos aleja a un creciente número de jóvenes de los estudios seguidos por sus padres y los dirige hacia el estudio, igualmente importante y no menos urgente, de los problemas sociales, económicos y gubernamentales. […] Me pregunto a veces si esta corriente no ha cobrado excesiva fuerza y si habría suficientes oportunidades para una vida plena en el caso de que el mundo fuese despojado de algunas de las cosas inútiles que le otorgan significación espiritual. En otras palabras, si nuestra concepción de lo útil no se ha vuelto demasiado estrecha para adecuarse a las posibilidades errabundas y caprichosas del espíritu humano.

Alberto López Redondo

A César lo que es de César. Una etimología popular controvertida: cesárea

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Nacimiento de Esculapio, grabado  en Alessandro Beneditti, De Re Medica, 1549

Hace unos días leíamos en la prensa que una mujer de Lugo había dado a luz por “cesárea programada” a una niña, a los 62 años; por tanto, tras muchos años de menopausia. A este propósito viene a cuento una controversia más o menos reciente sobre el origen de la palabra cesárea. La etimología más conocida, transmitida por Plinio y popularizada por Isidoro de Sevilla, es que Julio César (o un antepasado suyo) nació por cesárea. Sin embargo, últimamente se ha objetado diciendo que puesto que estamos más o menos seguros de que César no nació por cesárea, esa explicación es errónea. Como alternativa, desarrollan otra que a nuestro entender es muy poco verosímil; apelan a una lex regia atribuida al rey Numa Pompilio (Digesto 11,8,2) que obligaba a extraer el feto de mujeres embarazadas que morían poco antes del parto. Según ellos, esas leyes atribuidas a reyes romanos se llamaron  leges caesareae y de ahí la denominación de cesárea. La explicación tiene un punto flaco porque lo de que las leyes atribuidas a los antiguos reyes de Roma se designaran como leges caesareae es muy dudoso, en cualquier caso sería una denominación muy tardía (1532 es la primera documentación que hemos encontrado) y muy poco difundida.

Es verdad que la explicación tradicional parte de una etimología popular que relacionó en la antigüedad el cognomen Caesar con el verbo caedo ‘cortar’, más concretamente con el participio caesum. Si admitimos que esa relación es lo que hizo suponer a los romanos que César o un antepasado suyo había nacido mediante corte en el vientre de la madre, ya no tenemos que molestarnos en explicar si es histórico ese hecho o no porque subyace una falsedad de fondo. Hoy día los especialistas piensan que Caesar es una palabra de origen etrusco que nada tiene que ver con caedo.

Si tenemos en cuenta que la denominación sectio caesarea solo aparece en el Renacimiento (documentado en latín en 1591) y que en esa época estaba muy difundida la noticia basada en Plinio y popularizada por Isidoro de Sevilla que relacionaba el cognomen Caesar con el hecho de haber nacido por cesárea, está claro que ese es el origen etimológico de cesárea como ‘intervención quirúrgica para extraer el feto mediante corte del útero y pared abdominal’. No necesitamos de leges caesareae para explicar por qué se llama cesárea este tipo de intervención.

Pero, además, por volver al tema de la historicidad, Plinio (Naturalis historia 7.47) no decía que César nació por cesárea sino que lo había hecho un antepasado suyo (y podemos remontarnos hasta siete generaciones). Fue Isidoro de Sevilla (Etimologías 9.12) quien se olvidó de ese detalle al transmitir la noticia y popularizó que Julio César nació por cesárea. Estamos seguros de que este no nació por cesárea porque sabemos que su madre sobrevivió al parto y hasta el s. XVI o más tarde la madre no sobrevivía a un nacimiento por cesárea. Se practicaban cesáreas en la antigüedad pero solo cuando la madre ya había muerto para intentar que sobreviviera el feto; incluso según la ley atribuida a Numa Pompilio era obligatorio hacerlo en caso de fallecimiento de mujeres en avanzado estado de gestación. De hecho por una cesárea de este tipo nació según la mitología el propio dios de la medicina, Asclepio o Esculapio (aquí podemos leer más sobre esa leyenda).

A los que aducen que, si César no nació por cesárea, su nombre no puede ser el origen de la denominación de esa intervención habría que explicarles que hay multitud de etimologías basadas en falsedades, basta que los hablantes den por buena una noticia o establezcan una relación entre palabras para que se popularice una denominación. Una etimología no tiene que estar basada en una verdad histórica.

Francisco Cortés Gabaudan

Mary Beard

El viernes 21 de octubre Mary Beard recogió el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales. A ella le agradecemos que compartiera el premio con todos nosotros, que también trabajamos duro «para hacer que nuestra conversación con el mundo antiguo sea tan viva, cautivadora y gratificante». (Puedes leer aquí el discurso y escucharlo pinchando aquí)

Muy a menudo, los profesionales y los entusiastas de los Estudios Clásicos tienden a idealizar en exceso tanto Grecia como Roma, e incluso la contemplan con vanidad como el espejo en que el mundo actual se debería mirar.

Un lúcido profesor nuestro dijo en una ocasión ––no sin acierto–– que la Antigüedad y la Literatura Grecorromana resultaban de vital importancia para el ser humano de hoy, pero que en absoluto se podían justificar aspectos e instituciones típicamente clásicas, como el esclavismo, el machismo, el imperialismo… y un largo católogo de indecencias.

Mary Beard, la prestigiosa latinista británica, adopta un discurso en parte semejante y lo argumenta por extenso en un reportaje reciente del periódico digital eldiario.es. (Puedes leer aquí el reportaje y una entrevista con ella aquí) Sin renunciar al fomento y a la difusión de la Filología y de la Historia Antigua, la catedrática de Cambridge considera un auténtico error el establecer comparaciones directas entre la civilización grecorromana y el mundo actual, en cualquier aspecto.

La tercera edición de su último libro SPQR. Una Historia de la Antigua Roma (Crítica, 2016) fija un punto de partida para reflexionar sobre las (posibles) visiones que hoy se pueden tener (y enjuiciar) de los antiguos, pero también (y sobre todo) para concluir las insalvables diferencias que median entre aquella época y este tiempo. Y, al mismo tiempo, sirve de pretexto para tratar las principales cuestiones del momento desde un enfoque más humano y crítico, tales como el derecho de ciudadanía, la igualdad efectiva de género, o la democracia representativa.

Con todo, Beard concluye que todo el estudio de la historia a través de los textos se convierte en un instrumento muy útil, e incluso indispensable, para que un ciudadano elabore su propia opinión sobre el mundo; la Antigüedad ni será comparable, ni conformará un ideal al que emular a ciegas: más bien, le proporciona a todo ciudadano numerosas lecciones que harán despertar su curiosidad intelectual y su espíritu crítico para comprender un poco mejor la realidad que lo rodea.

Federico Pedreira Nores

 

Nuria Espert y el teatro clásico (o así)

Imaginemos que, probablemente para celebrar la entrega a Nuria Espert del Premio Princesa de Asturias de las Artes, se me ofreciera el lujo de publicar una colaboración en Notae tironianae con el pie dado (que no forzado) de glosar la actividad de tan gran actriz en el teatro clásico. Pues, lamentablemente habría de decir que no he visto a Nuria Espert en ningún montaje de teatro clásico, latino o griego (pese a que ha protagonizado en seis ocasiones la Medea de Eurípides –o de alguno de sus refundidores– y, al menos, en un caso la Fedra reescrita por Salvador Espriu). Hecha esa confesión, estaría perdiéndome la oportunidad de asomarme activamente (gozador pasivo lo soy desde el primer momento) a plataforma que ya ha alcanzado tanto prestigio en la difusión de lo clásico.

Una opción alternativa, dado mi interés por conseguir que figure en mi curriculum haber publicado en Notae tironianae, es hacerme el despistado, simulando no haberme enterado bien del posible encargo, y alegando que entendí la invitación como referida a la actividad de Nuria en el teatro clásico, genéricamente considerado. Un guiño a lo pedido vendría facilitado por la presencia de Nuria en el Julio César de Shakespeare aunque, si pienso en sus múltiples intervenciones en obras del clásico inglés, lo más destacable sería su reciente y muy premiada interpretación del monólogo La violación de Lucrecia (el guiño al contenido clásico de Notae tironianae se mantiene: autor ‘moderno’ pero tema de la clasicidad antigua).

Abusando de esa estratagema del despiste, tal vez pudiera colar en la ilustre plataforma, la glosa de la larga sintonía de la Espert con clásicos contemporáneos: Casona, Lorca, Strindberg. De hecho, pastoreando alumnos vi en La Abadía madrileña su duelo interpretativo con José Luis Gómez y Lluis Homar en Play Strindberg (2007), y con remesa posterior de estudiantes gocé en El Matadero de Madrid del mejor montaje que he visto de obra lorquiana: aquella Bernarda Alba dirigida por Lluis Pasqual (2009) en que Nuria y la Sardá daban vida respectivamente a la viuda tirana y a la sabia y resentida Poncia. Montaje que prefiero al espectacular y deslumbrante de la Yerma vista por mí en el Liceo salmantino, avanzados los 70, con protagonismo igualmente de Nuria y dirección del argentino Víctor García.

Claro que, abriendo foco a Nuria y los clásicos españoles, ¿tendría algún interés para los lectores de esa plataforma saber o recordar –según los casos– que un sábado de abril de 1979, la Espert recitó –redoble de tambores– con el mismísimo Rafael Alberti una magnífica selección de poemas debidos a los más ilustres poetas en lengua castellana? Formé parte de lo que el cronista de El País, tras reseñar que el acto duró casi dos horas, definió como “numeroso público, en su mayoría joven y universitario que abarrotó el local”. (Si colara esta información en Notae tironianae, algún joven lector se enteraría de que en aquellos años el Juan del Enzina programaba calidades y compromisos de ese nivel y hasta pudiera descubrir que en tiempos remotos tal Aula de teatro desempeñaba con orgullo indisimulado una función señera en la vida teatral e intelectual de Salamanca. Como se trataría de un escrito para plataforma clásica, hasta cabría ponerse nostálgicos en latín: ‘O tempora, o mores’. O, parodiando al Eneas que, en el libro II de la Eneida, se dispone a narrar su melancólica visión de la guerra de Troya: Quis talia fando… temperet a lacrimis?).

Se agolpan recuerdos de esta naturaleza cuando pienso en las contribuciones de Nuria Espert al teatro del mejor nivel, pero no debo hacerme ilusiones. Los datos puede que revistan algún interés pero no acabo de ver que tengan cabida en escrito que, al formar parte de Notae tironianae, debería referirse a teatro clásico, griego o latino. Es más, invitado a hablar de la Espert, estoy cayendo en la tentación de terminar hablando de mí mismo. Que si asistí a ese recital que acabo de citar, que si un día de 2003 sonó el teléfono del despacho y era Nuria pidiéndome –¡Nuria Espert pidiéndome algo a mí!– si podía enseñarles a ella y al mago canadiense de la dirección teatral, Robert Lepage, la Salamanca antigua porque ambos, y sobre todo el canadiense, querían empaparse de verdad y sabor salmantinos antes de sumergirse en la preparación de una Celestina que acabarían estrenando en 2004 –al CAEM salmantino llegaría en 2005–. Huerto de Calisto y Melibea, edificio histórico de la universidad, callejuelas del barrio antiguo, fueron algunos de los parajes que hollamos juntos antes de una muy grata sentada final en las Caballerizas… Por cierto que en una de sus primeras representaciones en el Lliure de Barcelona viví la insólita experiencia del preocupante desmayo de un espectador y los gritos angustiados de su pareja –inicialmente pudo parecer algo mucho más grave– provocando que Nuria hubiera de interrumpir una de las escenas iniciales de la obra para, transcurridos los minutos ocupados en sacar de la sala y atender al damnificado, retomar ella la actuación con la menor merma de una verosimilitud tan bruscamente amenazada.

Pero quizá era ya lo que faltaba. Aprovechar que se produjera una invitación generosa a colaborar en Notae tironianae para colar allí no solo material a toda luces espurio sino, ya puestos, hasta historietas de espectador curtido en mil batallas teatrales.

Si me llegara la invitación a colaborar en Notae tironianae con algo sobre Nuria Espert y el teatro clásico, lo honesto sería declinar la invitación. En caso contrario, acabaría escribiendo cosas como estas que con buen criterio he descartado publicar en tan ilustre plataforma.

Emilio de Miguel Martínez

Nos vemos el lunes para seguir hablando de Bob Dylan

CANTes. Canción de autor en español nos invita a seguir hablando del tema en directo. Nos esperan el lunes 24 de octubre, a las 19:30 en el Aula Minor de la Facultad de Filología (Univ. de Salamanca), en la actividad que inaugura su calendario: “Bob Dylan, Premio Nobel de Literatura. Debate abierto”.

Al día siguiente, 25 de octubre, y en el mismo lugar y a la misma hora, el profesor Javier García Rodríguez, de la Universidad de Oviedo, pronunciará la conferencia “La banda sonora de lo que viví: canción de autor y construcción musical de la memoria”. Ambas sesiones, de entrada libre están dirigidas a todos los públicos.

Financiado por la propia Universidad de Salamanca y liderado por la profesora Francisca Noguerol Jiménez, CANTes. Canción de autor en español es un proyecto de investigación perteneciente al Departamento de Literatura española e hispanoamericana (pincha aquí para ver su página web y aquí para su página en Facebook). Tanto investigadores consagrados en la materia como investigadores noveles se dan la mano en este proyecto dedicado al estudio de la canción de autor escrita en lengua española en todas sus posibles variaciones, para demostrar, por un lado, la relevancia sociocultural y el incuestionable valor literario de este tipo de composiciones y contribuir, por otro lado, a un mayor conocimiento de textos especialmente atractivos para ser utilizados como recurso pedagógico en las aulas de lengua y literatura españolas.

Agradecemos esta información a Alba Agraz Ortiz y os dejamos la dirección de contacto: cantes@usal.es.

Margallo arúspice

Eran cerca de las nueve de la noche del viernes 7 de octubre. Iba por la N-403 escuchando la radio cuando comenzaron el noticiario de la noche. Entre algunas de las nuevas que transmitían los locutores de RNE estaban las declaraciones que esa mañana había hecho en Ankara José Manuel García Margallo, Ministro de Exteriores del Gobierno en funciones (noticia aquí). Su sabor clásico merece que se reproduzca literalmente la respuesta que dio a los periodistas cuando le preguntaron por el tema que desde hace casi un año nos atormentamos las gentes de este país: ¡EL GOBIERNO! (Si Tip y Coll levantaran la cabeza…).

Allá va: «No he tenido tiempo de auscultar el hígado de las aves, pero el día es brillante y mi presentimiento íntimo es que las cosas van por buen camino y tendremos antes del 31 de octubre fumata blanca».

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Hace unos días Elena Villaroel Rodríguez nos ilustraba en qué consistía la ornitomancia romana y cómo se puede rastrear su huella en la cultura popular hasta nuestros días. Dejaremos a un lado la referencia al cielo despejado ‒que, por cierto, también tiene que ver con la adivinación antigua‒ y el guiño a la elección papal, para centrarnos en lo hepático de la declaración. Hoy traemos a colación otro de los sacerdocios romanos: haruspex. Parece que el señor Margallo todavía recuerda de sus años de escolar ‒ya que puede que de ahí le venga el conocimiento de este tipo de adivinación‒ la existencia de rituales donde se buscaba el futuro hurgando en las entrañas de las aves. Además, el que suscribe ha de decir que, cuando la frase se oye con el tono en el que se pronunció, causa más impacto, puesto que el ministro empleó un tono bastante irónico, incluso me atrevería a decir que sarcástico. Supongo que por el hartazón causado por el hecho de que los periodistas lleven meses haciendo la famosa pregunta.

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El «hígado de Piacenza» es una representación en bronce del hígado de una oveja hallado en el Piceno con inscripciones etruscas. Está dividido en distintas celdas con teónimos escritos en ellas

Ciertamente los haruspices eran unos sacerdotes de origen etrusco que se encargaban de predecir el futuro examinando las entrañas de un animal sacrificado. La etimología de la palabra haruspex está relacionada con el verbo specio: mirar/ver (σκέπτομαι) y la raíz indoeuropea *ghere: entraña; luego, literalmente: “el que mira las entrañas”. ¡Qué sería de nosotros sin la etimología! Y hemos de decir más, la técnica a la que se refería el ministro tiene nombre propio de origen griego: “alectomancia” (DRAE), que viene de la palabra para designar al gallo (ἀλέκτωρ) y μαντεία (adivinación). Este método de predicción consiste en ver el futuro mediante el canto del gallo o la observación de la piedra de su hígado: la alectoria. Ésta es redonda y tiene el tamaño de una avellana.

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Mosaico de Pompeya, Museo Arqueológico de Nápoles

Hemos visto una vez más cómo los contenidos de nuestras disciplinas se pueden deslizar de manera anónima en uno de los temas de más rabiosa actualidad. Es muy interesante que un político haya escogido una respuesta tan ingeniosa como esta, ya que demuestra, no sólo el conocimiento o cierto barniz cultural en el emisor de la misma, sino también que la elección de esa forma de expresión sólo pueden desentrañarla (y nunca mejor dicho) los conocedores de la Cultura Clásica.

Me gustaría acabar con dos reflexiones respecto al hígado de las aves del señor Margallo. No es cosa rara que los políticos ‒al menos los romanos‒ se preocuparan de la adivinación; pues recordemos la obra que compuso Cicerón: De Diuinatione, tratado gracias al cual conocemos bastantes hechos sobre augures y arúspices. Finalmente… fíjense ustedes hasta qué punto hemos llegado con el problema de la formación de Gobierno, que hasta un Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación se ha planteado consultar las entrañas de las aves. Tiene su gracia. Discúlpennos y sonrían, por favor.

Ibor Blázquez Robledo

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