La predicción del futuro a través de las aves en la tradición clásica

El augurio del futuro venidero es un tema que siempre ha llenado de curiosidad a los seres humanos. Entre estas artes adivinatorias está la ornitomancia, que es la capacidad de presagiar el futuro a través del vuelo y el canto de los pájaros.

Los augures de la antigua Roma utilizaban los trazos que formaban las aves en el cielo, como si de un cálamo poético se tratara. En invierno llaman nuestra atención los graznidos de los grajos. Pues bien, los augures también tenían el poder del augurio a través de dichos graznidos.  Estos sacerdotes eran consultados por los magistrados para asuntos de índole política.

En la mitología, el adivino Tiresias dio las claves al tebano Edipo sobre los hechos trágicos que condicionaron su vida desde el nacimiento. Tiresias era ciego, pero podía ver en el tiempo a través de las aves.

Veamos en este fragmento de Edipo, Rey, la exhortación que le hace Edipo a Tiresias para que le revele lo que sabe sobre las circunstancias que le preocupan:

“(…) No desdeñes, pues, ninguno de los medios de la adivinación, ya te valgas del vuelo de las aves, ya de cualquier otro recurso, y procura tu salvación y la de la ciudad; sálvame también a mí, librándonos de la impureza del asesinato. En ti está nuestra esperanza. Servir a sus semejantes es el mejor empleo que un hombre puede hacer de su ciencia y su riqueza.”

En el artículo de Luis Miguel Gómez Garrido De avefrías, lavanderas y otros barruntos de nieve en la cultura popular de las provincias de Ávila y Salamanca. Etnotextos y comparatismo”  (pincha sobre el título si lo quieres leer) vemos cómo las aves predicen la llegada del frío. En el mismo, podéis encontrar un fragmento del Libro I de Las Geórgicas, de Publio Virgilio Marón, y otro fragmento de Historia natural, libro X, del escritor romano Plinio el Viejo, que recogen los agüeros relacionados con el comportamiento de las aves y los barruntos meteorológicos de cigüeñas y grullas.

Plinio el viejo nos relata que los córvidos graznan de forma extrema cuando presagian un hecho funesto. Y así sucedió tras el asesinato de los mercenarios de Medio: todos los cuervos salieron volando de las regiones del Peloponeso y del Ática.

Por otra parte, nos habla del búho, de mal agüero también. Si se ve al búho en una ciudad o durante el día, es presagio de hechos trágicos.

El artículo pone de relieve la profunda raigambre popular que tiene la predicción a través de las aves, desde la antigüedad clásica hasta nuestros días.

Elena Villarroel Rodríguez

 

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