Odiseo entre cantos de sirenas en la Biblioteca General Histórica

Óscar Lilao nos envía esta imagen, frontispicio al segundo tomo del Teatro eroico e politico de governi de’ viceré del regno di Napoli dal tempo del re Fernando il Cattolico fino al presente‘, de Domenico Antonio Parrino, escritor e impresor napolitano (1642-1716). La obra, en 3 tomos, fue publicada en Nápoles entre 1692 y 1694 y forma parte de los fondos de la Bibioteca General Histórica (BG/46291).

En la parte superior de la página puede leerse: Certus iter peragit surda dum preterit aure («Recorre firme el camino mientras hace oídos sordos»). El grabado representa a las sirenas entonando una melodía mientras Odiseo pemanece agarrado firmemente al mástil -no atado a él- y uno de sus compañeros parece dormir.

Homero y el virus

Mª Ángeles Martín Sánchez nos envía esta columna de opinión del diario ABC publicada el 21 de abril: «Homero y el virus», de Pedro García Cuartango.opinion3

Claribel Alegría y su Penélope

El pasado día 14 de noviembre, Claribel Alegría, recibía a sus noventa y tres años de manos de Su Majestad el vigésimo sexto Premio Reina Sofía.

En su discurso el Rector de la Universidad de Salamanca, Daniel Hernández Ruipérez, ensalzó su amor a la vida, el amor a su esposo y su estrecha colaboración intelectual con él, Darwin Flakoll. A él, a Bud, dedica este bello poema:

LA PREGUNTA
Tejo y destejo
la pregunta
que desde siempre me persigue:
el cuerpo muere
¿pero el alma?
O bien seré cenizas
o encontraré tu huella.

Ese tejer y destejer naturalmente nos recuerda a Penélope y éste es el poema originalísimo que sobre ella teje Claribel Alegría.

CARTA A UN DESTERRADO
Mi querido Odiseo:
ya no es posible más
esposo mío
que el tiempo pase y vuele
y no te cuente yo
de mi vida en Ítaca.
Hace ya muchos años
que te fuiste
tu ausencia nos pesó
a tu hijo y a mí.
Empezaron a cercarme
pretendientes
eran tantos
tan tenaces sus requiebros
que apiadándose un dios
de mi congoja
me aconsejó tejer
una tela sutil
interminable
que te sirviera a ti
como sudario.
Si llegaba a concluirla
tendría yo sin mora
que elegir un esposo.
Me cautivó la idea
al levantarse el sol
me ponía a tejer
y destejía por la noche.
Así pasé tres años
pero ahora, Odiseo,
mi corazón suspira por un joven
tan bello como tú cuando eras mozo
tan hábil con el arco
y con la lanza.
Nuestra casa está en ruinas
y necesito un hombre
que la sepa regir.
Telémaco es un niño todavía
y tu padre un anciano.
Preferible, Odiseo,
que no vuelvas
de mi amor hacia ti
no queda ni un rescoldo.
Telémaco está bien
ni siquiera pregunta por su padre
es mejor para ti
que te demos por muerto.
Sé por los forasteros
de Calipso
y de Circe.
Aprovecha, Odiseo,
si eliges a Calipso,
recobrarás la juventud
si es Circe la elegida
serás entre sus cerdos
el supremo.
Espero que esta carta
no te ofenda
no invoques a los dioses
será en vano
recuerda a Menelao
con Helena
por esa guerra loca
han perdido la vida
nuestros mejores hombres
y estás tú donde estás.
No vuelvas, Odiseo,
te suplico.

Tu discreta Penélope

¡Enhorabuena por el premio y que sus huellas sigan juntas por siempre!

Henar Velasco López

P.S. Los poemas proceden de su libro Mitos y delitos (Madrid, Visor Libros, 2008), dedicado a Rubén Darío, a Robert Graves y a Juan Ramón Jiménez, su maestro.

 

Odiseo, productor de cine

Es popularmente conocido que el de Ítaca fue una figura polifacética: hombre de muchas tretas, rey guerrero, experto en poliorcética equina, marinero, aventurero, escuchador de sirenas, cegador de cíclopes, amante esposo (con largos deslices isleños), médium y un largo etcétera. Pero, lo que seguro que muchos desconocíamos era que Odiseo, cual Jerry Bruckheimer de la Antigua Grecia, también se ha dedicado a la producción cinematográfica (o, al menos, le ha prestado su imagen).

Los que acudieron al Curso Extraordinario de Innovación Docente titulado Las mil palabras de una imagen. Los textos clásicos del Peplum, celebrado entre febrero y marzo y organizado por la profesora Isabel Moreno y por nuestro compañero y doctorando Federico Pedreira, pudieron comprobar que, en ocasiones, las lecturas de las fuentes clásicas en las que se basan algunas películas y series son más minuciosas de lo que pensaríamos a primera vista.

LOGO CLR BLACK AND WHITEPues bien, si alguien ha ido al cine desde el año 2013 hasta la fecha es probable que se haya encontrado con una productora llamada TSG Entertainment, que cuenta en su haber con filmes como La Jungla: un buen día para morir, Lobezno inmortal, Logan, X-Men: días del futuro pasado, X-Men: Apocalipsis, Independence Day: Contraataque, La Ladrona de Libros, Percy Jackson y el mar de los monstruos, etc. En su anuncio publicitario (pincha aquí para verlo) es donde nos encontramos con que un broncíneo Odiseo se ha convertido en el logo de la productora. En este pequeño spot, el Laertíada aparece como el protagonista de uno de los episodios más célebres de la Odisea: en el canto XXI, el héroe, que ya ha conseguido regresar a Ítaca y  que se oculta bajo la apariencia de un mendigo, participa en un certamen organizado por su esposa, Penélope. La reina ha hecho una propuesta a los pretendientes que asedian su casa y consumen su hacienda: se irá con el que consiga tensar el arco de su desaparecido marido (XXI, 68-79). Su hijo Telémaco añadió otro reto, en palabras de Homero (Traducciones del prof. Carlos García Gual para Alianza Editorial): “En primer lugar dispuso enhiestas las hachas, excavando para todas un surco único, y lo fijó recto según un cordel. Y apelmazó la tierra a ambos lados. […] Marchó hasta el umbral y allí se detuvo, y manipulaba el arco. Tres veces lo blandió ansioso de tensarlo, y por tres veces desistió del empeño, aunque aún tenía confianza en su ánimo de que tendería la cuerda y dispararía la flecha a través de los hierros. Y tal vez lo habría tensado con aplomo al cuarto intento, de no ser porque Odiseo le hizo una no seña y contuvo su apasionado impulso” (XXI, 120-129).  Tras él, lo intentan, sin éxito, los pretendientes. Finalmente, Odiseo es el único capaz de tensarlo: “[Odiseo] Asió una flecha rauda que estaba sobre la mesa, desnuda. Las demás yacían todas a cubierto dentro de la aljaba hueca. Pronto iban a probarlas los aqueos. La encajó en el ángulo y tiró de la cuerda y las barbas desde su sitio, sentado en la silla, y disparó la flecha, apuntando al frente, y no erró ninguna de las hachas desde el primer agujero. El dardo de broncínea punta las traspasó y salió al final” (XXI, 416-423). En los cantos siguientes, Odiseo mata a los pretendientes y recupera su posición y a su familia.

Esta escena es la que vemos representada en el vídeo de TSG Entertainment. Personalmente, desconozco si pretendieron darle algún simbolismo especial, pero al menos es indicativo de que la cultura clásica y su influencia no están tan muertas como a algunos les gustaría pensar.

Rodrigo Río Pérez

 

 

Cortázar y los clásicos II

Volvemos con Cortázar, retomando un poco la entrada anterior.

Habíamos visto el tratamiento del mito de Teseo y el Minotauro en su poema Los Reyes. Ahora, me gustaría poner de manifiesto la influencia de otros tópicos griegos en su obra que son mucho menos evidentes. El tema mitológico lo tenemos en el título de algunos de sus cuentos más famosos. Entre ellos, me gustaría citar el caso de Circe, incluido dentro de su obra Bestiario (de nuevo me gustaría citar a Maite Jiménez, de Grand Tour, que analizó el mismo cuento, al que podemos acceder pulsando aquí).

El título alude directamente a la maga griega; sin embargo, Cortázar le da un toque contemporáneo al desarrollo de la acción y solo muestra a la Circe de la Odisea mediante alusiones escondidas . La historia de Cortázar se desarrolla en Buenos Aires, donde Mario se ha enemistado con su familia y vecindario por intentar desmentir los bulos que circulan acerca de Delia Mañara, viuda por tercera vez. Al final, Mario acaba enamorado de Delia, por lo que frecuenta asiduamente su casa. En una de esas visitas, Mario observa que su enamorada trata mucho con animales e insectos de todo tipo que ella misma conserva y destruye:

Un gato seguía a Delia, todos los animales se mostraban siempre sometidos a Delia, no se sabía si era cariño o dominación, le andaba cerca sin que ella los mirara […]. Mario notó una vez que un perro se apartaba cuando Delia iba a acariciarlo. Ella lo llamó (era en el Once, de tarde) y el perro vino manso, tal vez contento, hasta sus dedos. La madre decía que Delia había jugado con arañas cuando chiquita.

circeAsimismo, Cortázar relata la experiencia de Delia en preparar licores y bombones de los más diversos sabores.

Pensó en los bombones que Delia volvía a ensayar y que se alineaban para secarse en una repisa de la antecocina.

Mario prueba muchos de los dulces que ella le ofrece, pero, como en la Odisea, al contrario que los otros tres amantes que cita Cortázar, Mario es el único que consigue salir vivo del mundo de Delia y los Mañara, la familia de Delia.

A Rolo le habían gustado los licores de Delia, Mario lo supo por unas palabras de Mañara dichas al pasar cuando Delia no estaba: “Ella le hizo muchas bebidas. Pero Rolo tenía miedo por el corazón. El alcohol es malo para el corazón”. […] Héctor murió solo, en una noche de helada blanca, a las cinco horas de haber salido de casa de Delia como todos los sábados. […]

Podemos adivinar que la intuición de Mario, al igual que la de Odiseo, es la que lo saca sano y salvo de una muerte certera a manos de Delia.

Le ofrecía el bombón como suplicando, pero Mario comprendió el deseo que poblaba su voz, ahora lo abarcaba con una claridad que no venía de la luna, ni siquiera de Delia.

Para no resultar demasiado tediosa, he preferido citar solamente el ejemplo de Los Reyes  y Circe, en los que la influencia clásica es más evidente; pero no quiere decir que estos dos sean las únicas manifestaciones dentro de la obra de Cortázar. Hay otros muchos relatos, como Las Ménades o El ídolo de las Cícladas en los que la presencia del mundo clásico es indiscutible. Lo que más llama la atención del tratamiento de los mitos es la maestría con la que Cortázar los adapta a la sociedad actual, con un componente sentimental, cargado de incertidumbre, que no se había visto antes.

Finalmente, me gustaría concluir esta entrada con una de las citas más célebres de Cortázar y que, seguramene, resume muy bien lo que pensamos muchos de los que frecuentamos este blog:

Los libros van siendo el único lugar de la casa donde todavía se puede estar tranquilo.

Con esto os animo a seguir leyendo a Cortázar y a descubrir los misterios que se ocultan entre sus páginas.

Marina López Molina

 

¿Por qué el capitán Nemo se llamaba así?

El capitán Nemo, en Veinte mil leguas de viaje submarino, reunió entre su tripulación al profesor Aronnax, a su criado Consejo y al arponero canadiense Ned Land. Todos en el barco Nautilus (del griego nautilos, “marinero”).

Ulises, en La Odisea, hizo el viaje de regreso a Ítaca, también acompañado de sus compañeros, algunos de ellos pereciendo durante el camino. En el canto IX de la epopeya de Homero llegan a una gruta donde habita el cíclope Polifemo (que en griego significa «celebrado en muchas canciones»), de un solo ojo. Allí quedan todos maravillados del ganado de este cíclope y del queso que elabora.  Odiseo quisiera recibir la dádiva de la hospitalidad, pero Polifemo no se la concede tan fácilmente, porque coloca una gran piedra a la entrada de la cueva y los retiene a todos. Odiseo es sagaz y le ofrece vino, y Polifemo también es astuto. Le pregunta cuál es su nombre, a lo que Odiseo le responde que se llama “Nadie” (en latín Nemo, de nemo, -inis, compuesto de ne y homo, “ninguno”, “nadie”). El cíclope le cree y, tras quedar ciego por la estaca que Odiseo le clavó en su único ojo, así se lo dice a sus amigos los cíclopes, cuando acuden en su ayuda y le preguntan quién le ha hecho daño. Y es precisamente esta respuesta la que hace que los cíclopes no le ayuden. Polifemo les contesta que ha sido “Nadie” quien por medio del engaño pretende matarle. Y los cíclopes se van.

En un primer momento a Odiseo decir que se llama “Nemo” le salva la vida. Pero después, cuando ya está a salvo, le desvela su verdadero nombre, teniendo como consecuencia que Polifemo ruegue a Poseidón venganza contra Odiseo y sus compañeros.

Aquel “Ne homo” y su importante viaje simboliza la vida, tan bien contada posteriormente por C. P. Cavafis en “Ítaca”, donde expresó la Spes o esperanza de un largo viaje, donde ni siquiera los cíclopes ni Poseidón podrían hacerle ningún mal.

Y El capitán Nemo, hombre culto, con un libro de Homero en su biblioteca del Nautilus…, ¿ese libro sería La Odisea?

Elena Villarroel Rodríguez

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