BAILES GRIEGOS

El pasado día 28 de abril tuvimos la suerte de poder participar activamente en el día del centro del IES Francisco Salinas de Salamanca durante nuestro periodo de prácticas.

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Nuestra tutora, Amelia Montiel, es una experta en danzas griegas, ya que ha vivido en Grecia durante los últimos 28 años. Cuando nos propuso esta actividad no pudimos negarnos ante esta nueva e increíble oportunidad que teníamos ante nuestros ojos, por lo que durante una semana estuvimos aprendiendo los principales bailes griegos para luego poder realizar un taller dirigido a todos los alumnos del centro. Para la ocasión, decidimos realizar una selección de los bailes griegos más tradicionales, a los que unimos el συρτάκι, que, a pesar de ser el más reciente de todos, es el más conocido gracias a la popularidad de la película “Zorba, el griego”.

El baile ha estado siempre vinculado a Grecia desde los orígenes, ya que permitía a la población expresar sus sentimientos a través de la vinculación que se establecía con la danza y con la ciudad, ya que el baile es un elemento de cohesión entre los ciudadanos. Como ejemplo de origen mítico de algunos de esos bailes se encuentra la historia de Teseo, que mató al Minotauro en el laberinto de Cnoso. La historia narra cómo Teseo, tras haber matado al Minotauro, de regreso a Atenas, se detuvo en Delos para ofrecer un sacrificio a los dioses por la ayuda recibida. En dicho sacrificio, elaboró un baile con movimientos de serpiente, en el que ejemplificaba las dificultades que había vivido en su enfrentamiento con el Minotauro y, en general, en su aventura a través del laberinto. Los griegos extendieron el baile a su vida cotidiana a lo largo de historia, dando lugar a las diferentes variedades que existen actualmente, muchas de ellas relacionadas entre sí. Existen dos grandes grupos: danzas de pueblos o δημοτικά, entre las que tenemos el καλαματιανός (kalamatianós), el συρτός (sirtós) y el τσάμικο (tsámico); y las danzas conocidas en la ciudad a través de las tabernas y el ocio nocturno, dentro de las cuales incluimos el χασάπικο (hasápico), χασαποσέρβικο (hasaposérviko), τσιφτετέλι (tsifteteli) o el συρτάκι (sirtaki), que, como hemos dicho, es el menos tradicional. Entre ellos, practicamos los siguientes:

  • Καλαματιανός: danza tradicional griega, que en su origen tuvo un sentido trágico pero hoy es de carácter festivo. Fue muy frecuente en la zona de Laconia. Un ejemplo lo podemos encontrar en este vídeo de Youtube, en el que unas chicas bailan al son del Μήλο μου Kόκκινο.
  • Χασάπικο: fue la danza de la asociación de carniceros de Constantinopla, durante el periodo bizantino. Los bailarines ponen las manos en los hombros del compañero, realizan variaciones en los pasos e incluso se dan palmaditas en los hombros.
  • Τσιφτετέλι: baile femenino de origen oriental. Antiguamente se bailaba en pareja, con los brazos en alto y con menos movimientos sensuales que en la actualidad, ya que ha recibido mucha influencia de los bailes orientales femeninos. Aquí tenemos un ejemplo del célebre programa griego “Στην υγειά μας”.
  • χασαποσέρβικο: es una modalidad más rápida que el χασάπικο.
  • Συρτός: es una danza grupal en ronda, similar al καλαματιανός, con ligeras variantes en algunos de sus pasos. Es, probablemente, la más antiguas de todas las mencionadas. Podemos ver un ejemplo de este baile tradicional griego pinchando en este enlace.
  • Συρτάκι: no es una danza griega tradicional, sino que fue creada para la película Zorba, el griego de 1964. Pertenece al compositor Mikis Theodorakis. Esta danza es una mezcla de versiones lentas y rápidas de la danza χασάπικο. Se baila en una formación en línea o círculo, con las manos en los hombros de los compañeros y, como ya hemos dicho, comienza de manera lenta, transformándose gradualmente en más rápida e incluyendo saltos. Pinchando aquí podréis ver un pequeño tutorial realizado por Amelia Montiel, Beatriz Calvo y Marina López sobre cómo realizar el comienzo del baile griego. Tras la parte que hemos grabado seguirían los pasos del χασάπικο, que dábamos ya por conocidos.

Esperamos haber hecho un buen resumen sobre los principales bailes tradicionales griegos y que, con esta entrada, os haya “picado” el gusanillo para aprender, al menos, alguna de las variantes propuestas anteriormente.

Beatriz Calvo y Marina López

Cortázar y los clásicos II

Volvemos con Cortázar, retomando un poco la entrada anterior.

Habíamos visto el tratamiento del mito de Teseo y el Minotauro en su poema Los Reyes. Ahora, me gustaría poner de manifiesto la influencia de otros tópicos griegos en su obra que son mucho menos evidentes. El tema mitológico lo tenemos en el título de algunos de sus cuentos más famosos. Entre ellos, me gustaría citar el caso de Circe, incluido dentro de su obra Bestiario (de nuevo me gustaría citar a Maite Jiménez, de Grand Tour, que analizó el mismo cuento, al que podemos acceder pulsando aquí).

El título alude directamente a la maga griega; sin embargo, Cortázar le da un toque contemporáneo al desarrollo de la acción y solo muestra a la Circe de la Odisea mediante alusiones escondidas . La historia de Cortázar se desarrolla en Buenos Aires, donde Mario se ha enemistado con su familia y vecindario por intentar desmentir los bulos que circulan acerca de Delia Mañara, viuda por tercera vez. Al final, Mario acaba enamorado de Delia, por lo que frecuenta asiduamente su casa. En una de esas visitas, Mario observa que su enamorada trata mucho con animales e insectos de todo tipo que ella misma conserva y destruye:

Un gato seguía a Delia, todos los animales se mostraban siempre sometidos a Delia, no se sabía si era cariño o dominación, le andaba cerca sin que ella los mirara […]. Mario notó una vez que un perro se apartaba cuando Delia iba a acariciarlo. Ella lo llamó (era en el Once, de tarde) y el perro vino manso, tal vez contento, hasta sus dedos. La madre decía que Delia había jugado con arañas cuando chiquita.

circeAsimismo, Cortázar relata la experiencia de Delia en preparar licores y bombones de los más diversos sabores.

Pensó en los bombones que Delia volvía a ensayar y que se alineaban para secarse en una repisa de la antecocina.

Mario prueba muchos de los dulces que ella le ofrece, pero, como en la Odisea, al contrario que los otros tres amantes que cita Cortázar, Mario es el único que consigue salir vivo del mundo de Delia y los Mañara, la familia de Delia.

A Rolo le habían gustado los licores de Delia, Mario lo supo por unas palabras de Mañara dichas al pasar cuando Delia no estaba: “Ella le hizo muchas bebidas. Pero Rolo tenía miedo por el corazón. El alcohol es malo para el corazón”. […] Héctor murió solo, en una noche de helada blanca, a las cinco horas de haber salido de casa de Delia como todos los sábados. […]

Podemos adivinar que la intuición de Mario, al igual que la de Odiseo, es la que lo saca sano y salvo de una muerte certera a manos de Delia.

Le ofrecía el bombón como suplicando, pero Mario comprendió el deseo que poblaba su voz, ahora lo abarcaba con una claridad que no venía de la luna, ni siquiera de Delia.

Para no resultar demasiado tediosa, he preferido citar solamente el ejemplo de Los Reyes  y Circe, en los que la influencia clásica es más evidente; pero no quiere decir que estos dos sean las únicas manifestaciones dentro de la obra de Cortázar. Hay otros muchos relatos, como Las Ménades o El ídolo de las Cícladas en los que la presencia del mundo clásico es indiscutible. Lo que más llama la atención del tratamiento de los mitos es la maestría con la que Cortázar los adapta a la sociedad actual, con un componente sentimental, cargado de incertidumbre, que no se había visto antes.

Finalmente, me gustaría concluir esta entrada con una de las citas más célebres de Cortázar y que, seguramene, resume muy bien lo que pensamos muchos de los que frecuentamos este blog:

Los libros van siendo el único lugar de la casa donde todavía se puede estar tranquilo.

Con esto os animo a seguir leyendo a Cortázar y a descubrir los misterios que se ocultan entre sus páginas.

Marina López Molina

 

Cortázar y los clásicos

Cortázar es considerado uno de los grandes escritores del siglo XX. Toda su obra, sobre todo Rayuela, es mundialmente conocida por su originalidad y fantasía, con ese toque de realidad y contemporaneidad que tanto caracteriza al autor. Centrándonos en la influencia clásica, es, sobre todo, en sus cuentos, al igual que en los de Borges, donde esta se manifiesta de manera más evidente.

Julio Cortázar, argentino, nacido en Bruselas en 1914, vivió en Argentina hasta 1951 y, a partir de entonces, se instaló en París.

Obtuvo el grado de profesor y desempeñó esta actividad en provincias de su país y, posteriormente, en una cátedra universitaria en Mendoza. Durante muchos años se ganó la vida como traductor para organismos internacionales y llevó a cabo, para diversos editores, versiones magistrales del francés y del inglés. Formó parte del Tribunal Russell, y los problemas político-sociales del continente americano no solo eran una de sus máximas preocupaciones, sino que a ellos consagró gran parte de su esfuerzo.

Cortázar fue un escritor-traductor con una inmensa cultura. Podríamos decir que el conocimiento profundo del mundo clásico, así como el análisis profundo del mismo, le llega a través de los estudios y traducciones que hace sobre Keats, quien estuvo fuertemente influenciado por la mitología en particular y el mundo griego en general. Tras la gran labor analítica realizada sobre Keats, Cortázar comienza su propia trayectoria literaria, dentro de la cual tienen cabida algunos cuentos y relatos en los que aparece plasmada cierta influencia mitológica.

Empezaré por Los Reyes, poema que ya analizó Maite Jiménez, de Grand Tour, y a cuyo enlace recomiendo sinceramente acceder pulsando aquí. Los Reyes es un poema dramático, publicado en 1947 y dividido en cinco escenas, cuyo contenido tiene como base el mito de Teseo y el Minotauro. Desde un punto de vista estructural, el poema recuerda a una tragedia griega en la que el coro no está presente. Incluso se puede decir que Cortázar respeta las unidades de tiempo, acción y espacio dictadas por Aristóteles. Hasta aquí todo normal, sin embargo, lo más significativo de Cortázar es el tratamiento único que hace del mito griego y su peculiar manera de utilizar la historia, otorgándole una visión más contemporánea, en la que los sentimientos juegan un gran papel.

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En primer lugar, Minos se presenta como un protagonista trágico, esclavo del mecanismo que utilizó para aislar a su propio hijo. Pero es, en realidad, Ariadna (Ariana) la que marca la ruptura con el mito en la tercera escena. El desenredo del ovillo marca el desarrollo de la acción y da pie a la protagonista a ir plasmando su pensamiento hasta llegar a la conclusión final: su amor corresponde, en realidad, a su hermano y no a Teseo. Toda esta escena desemboca en el arrepentimiento de Ariana por haber sido la causante de la muerte de su propio hermano, al que le pide, por favor, que regrese junto a ella.

Ariana: “¡Ven, hermano, ven, amante al fin! ¡Surge de la profundidad que nunca osé salvar, asoma desde la hondura que mi amor ha derribado! ¡Brota asido al hilo que te lleva el insensato!”

En la cuarta escena se produce el enfrentamiento dialógico entre Teseo y el Minotauro, con la victoria de la mentalidad mítica frente a la heroica, lo que permite la desmitificación del propio mito, valga la redundancia. Es el minotauro el que cede, otorgándole el poder a Teseo de acabar con su vida; sin embargo, queda de manifiesto que el verdadero héroe de la acción es el Minotauro, cuya bondad, benevolencia y humanidad resaltan en las últimas escenas. De nuevo vemos cómo Cortázar utiliza el mito a su antojo y lo orienta desde otra perspectiva totalmente distinta.

La quinta escena presenta la agonía del Minotauro, que muestra, a su vez, tres tiempos distintos: el pasado feliz, el presente doloroso y el futuro que él mismo plantea, como si fuera una verdadera tragedia griega. Sin embargo, expone una visión de la muerte que no esperaríamos del mito:

Minotauro: “Cuando el último hueso se haya separado de la carne, y esté mi figura vuelta olvido, naceré de verdad en mi reino incontable. Allí habitaré por siempre, como un hermano ausente y magnífico. ¡Oh residencia diáfana del aire! ¡Mar de los cantos, árbol de murmullo!”

El mito, como vemos, otorga solo la base estructural para la creación de otra historia distinta, que innova la visión clásica.

Ariana: “Los ojos de Teseo me miraron con ternura. «Cosa de mujer, tu ovillo; jamás hubiera hallado el retorno sin tu astucia.» Porque todo él es camino de ida. Nada sabe de nocturna espera, del combate saladísimo entre el amor a la libertad, ¡oh habitante de estos muros!, y el horror a lo distinto, a lo que no es inmediato y posible y sancionado.”

            En Los Reyes es manifiesta la influencia del mito, sin embargo, en otras obras no es tan evidente la presencia del componente mitológico. Pero, ya es suficiente por hoy, en otra entrada tendremos más, e intentaré que mejor. Hasta entonces, os dejo tiempo para descubrirlo por vosotros mismos.

Marina López Molina

También nosotros celebramos el Día de la Mujer

El día 8 de marzo celebramos el Día de la Mujer. En esta entrada buscamos resaltar el papel de algunas de las mujeres que, a pesar de las dificultades de la época, fueron  grandes trabajadoras e intentaron dar un paso hacia la igualdad entre hombres y mujeres; aquellas que pusieron la primera piedra para la construcción de un mundo en el que la mujer pueda gozar de libre acceso a todas las profesiones.  Algunas de estas heroínas fueron:

Agnódice de Atenas (s. IV a.C.): fue una joven ateniense que se convirtió en la primera ginecóloga de la historia. Desde joven mostró interés por la medicina; sin embargo, su estudio era algo reservado a los hombres. Su padre, admirando el afán de su hija por el conocimiento, decidió apoyarla y ayudarla a entrar en la academia de medicina. Para ello, la disfrazaron de hombre, con tal éxito que la joven consiguió estudiar medicina y convertirse en una admirada ginecóloga. AgnódicePero no todo iba a salir bien: Agnódice fue objeto de envidias y recelos por parte de sus compañeros de oficio, que decidieron extender mentiras sobre ella, llegando a acusarla de haber violado a muchas de sus pacientes. Agnódice no pudo hacer frente a tantas acusaciones. Fue condenada a pena de muerte, pero muchas de las mujeres que habían recibido sus servicios y que se habían salvado gracias a la intervención de Agnódice, se rebelaron contra el tribunal, lo que provocó la absolución de la ginecóloga y el cambio de las leyes atenienses, que aceptaron a las mujeres dentro de los estudios de medicina. A pesar de todo, es posible que la existencia y la labor de Agnódice pertenezcan a la leyenda.

Aspasia de Mileto (s. V a.C.): fue maestra de retórica y estuvo ligada a la vida política y cultural de Atenas. Se la relaciona íntimamente con Pericles, hasta el punto de que se dice que, debido a su gran inteligencia y excelente retórica, Aspasia pudo componer algunos de sus discursos o interceder en cuestiones políticas relacionadas con la guerra de Samos o del Peloponeso. Pero sus conocimientos no abarcaron solamente el ámbito de la retórica, sino que también destaco en filosofía, donde hay ciertos testimonios que cuentan cómo Sócrates llegó a pedirle consejo y a enviarle a muchos de sus alumnos para que recibieran sus clases. Plutarco escribió: «Fue altamente valorada por Pericles debido a que era muy inteligente y astuta en la política. Después de todo, Sócrates la visitaba algunas veces, trayendo consigo a sus discípulos y sus amigos más íntimos traían también a sus esposas para que la escucharan, y ello a pesar de que Aspasia dirigía un establecimiento ni respetable ni ordenado y educaba a un grupo de muchachas para cortesanas». (Sarah B. Pomeroy, Diosas, rameras, esposas y esclavas. Mujeres de la antigüedad clásica, p. 108).

Hipatia de Alejandría (s. IV d.C.): hija del matemático y astrónomo Teón, recibió una esmerada educación y empezó su trabajo científico como colaboradora en las obras de su padre. Tras la muerte de este, ya en solitario, escribió comentarios de la Aritmética de Diofanto, al Almagesto de Tolomeo y a las Secciones Cónicas de Apolonio. hipatia_1_1571x2000Enseñó Matemáticas, Astronomía y Filosofía en una escuela en la que convivían estudiantes cristianos y paganos. Sus trabajos de investigación estaban conectados con la docencia y toda su actividad se desarrolló en el marco de una vida filosófica de control de los deseos corporales en beneficio de la libertad del alma. Tuvo como discípulos a jóvenes que llegaron a ocupar importantes puestos en la administración del estado y la Iglesia, como Orestes, prefecto de Alejandría, y Sinesio, que llegaría a ser obispo. Murió en el 415 a manos de un grupo de fanáticos cristianos, víctima de la lucha por el poder entre Orestes y Cirilo, obispo de Alejandría. «Nosotros hemos visto con nuestros propios ojos y escuchado con nuestros propios oídos a la auténtica maestra de los misterios de la Filosofía» (Carta 137 de Sinesio a Herculiano).

Hortensia (s. I a.C.): célebre oradora romana, cuya existencia conocemos a través de Apiano. Su padre fue el gran orador Quinto Hortensio Hórtalo, del que recibió todos sus conocimientos. Su mayor acto en defensa de la mujer sucedió en el año 42 a. C., en un siglo marcado por las numerosas guerras civiles llevadas a cabo en la época de la República. Durante el Segundo Triunvirato se aprobó un edicto por el cual 1.400 de las mujeres más ricas de Roma debían tasar su fortuna y aportar el tributo correspondiente a cada una. Las mujeres romanas mostraron su desacuerdo y acudieron primero a las esposas de los triunviros, que las recibieron con benevolencia, salvo Fulvia, la mujer de Marco Antonio. A continuación decidieron reunirse en el Foro con los propios triunviros.

Hortensia_speechAllí Hortensia pronunció un discurso que fue alabado por autores destacados, como el mismo Apiano o Valerio Máximo, que se valió de argumentos semejantes a los de Hortensia. Los hombres, enfurecidos, decidieron desalojarlas del Foro, pero estas provocaron tal tumulto que la empresa resultó fallida. Al final se vieron obligados a rehacer el edicto, estableciendo que tan solo 400 mujeres estaban obligadas a pagar un tributo, lo que demuestra el poder que pudieron llegar a tener las mujeres de clase alta romana, aunque no olvidemos que, si aquellas no hubieran pertenecido a la nobleza, no hubieran podido llevar a cabo una hazaña de tal clase.

Marina López Molina

¿Feliz Navidad o felices Saturnales?

El solsticio de invierno es un período de celebración en prácticamente todo el mundo: la Navidad, el nacimiento del nuevo sol y la nueva vida en determinadas culturas, el comienzo de un nuevo año… Ya Semiramis, la reina de Asiria, esposa de Nimrod, famoso por construir la Torre de Babel, queriendo continuar la creencia de que su marido era el dios Sol, utilizó su embarazo para decir que un haz de luz le había enviado un hijo del mismísimo dios del Sol, o Nimrod. Este niño será llamado Tamuz, al que, tras morir a causa del ataque de un jabalí, su madre ordenará rendir culto en una gran fiesta que se celebraba en estas fechas, presidida por la luz de las velas y las antorchas en una época caracterizada por la oscuridad. A esta escasez de luz se le oponía el nacimiento del Sol Invictus.

También en la Roma antigua una fiesta celebraba el solsticio de invierno y el nacimiento del nuevo Sol; se basaba en el disfrute y en ella, como ahora, se incurría en algunos excesos.

Las Saturnalia se celebraban del 17, cuando terminaban las labores del campo, al 23 de diciembre. En sus orígenes tan solo duraba un día, pero tras la reforma del calendario realizada por Julio César, que añadía dos días al mes, se alargó su duración. Los diferentes emperadores hicieron que el festejo oscilara entre los tres y los siete días.

Esta festividad se celebraba en honor a Saturno, dios de la agricultura y las cosechas. Recordemos que el reinado de Saturno se identificaba con la edad de Oro, marcada por la paz, la felicidad y la prosperidad. La fiesta intentaba recrear por unos días ese ambiente (de ahí los buenos deseos que marcan nuestras felicitaciones y la reproducción a veces empalagosa de ese mundo lleno de buenos sentimientos en los telefilmes de sobremesa en televisión)

En primer lugar acudían al templo de Saturno, en el que tenían lugar los sacrificios al dios (en concreto, un cerdo). Según Macrobio, el festejo comenzaba cuando todos al unísono exclamaban el famoso grito de Io, Saturnalia! Posteriormente realizaban un gran banquete, llamado lectisternium, en el que no faltaba de nada,  se lanzaban a la calle.

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Las escuelas, las tiendas e incluso los tribunales permanecían cerrados (para los cristianos el término Saturnalia llegó hasta a significar orgía debido a la libertad absoluta de la que se gozaba durante estos días).

Durante estas fiestas, los esclavos gozaban de permiso para realizar actividades que en otra época tenían prohibidas. E incluso se producía un intercambio de roles: el señor era esclavo, y el esclavo era señor, y ambos se intercambiaban el manto durante cierto tiempo, ya que hacerlo durante los siete días era algo excesivo. Cada familia elegía un miembro que debía presidir las fiestas y al que todos debían respetar y obedecer, el llamado Rey de las Saturnalia, que podía ser hasta un niño. La festividad era una justificada excusa para pasar tiempo con aquellos familiares y amigos a los que apenas veían en la vida cotidiana, con los que podían bailar e intercambiar regalos libremente.

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Al final de las fiestas se entregaban como regalos sigillaria, pequeñas figuras de barro, nueces, velas, que quizá representaban el nacimiento de la nueva luz, y otros objetos valiosos (Si queremos saber qué tipo de presentes podemos hacernos una idea leyendo los epigramas que Marcial redactó para acompañar estos regalos).

Durante las Saturnales se realizaban todo tipo de excesos con la comida y la bebida. El hecho de que toda la ciudad estuviera de celebración y libre de las preocupaciones cotidianas, fue usado también por los asesinos, como los conspiradores de Catilina, que intentaron incendiar la ciudad y matar al senador durante estas fiestas.

Muchos autores clásicos, como Cicerón o Plinio, preferían encerrarse en sus casas durante los días en los que tenía lugar la celebración para no ser molestados ni molestar a los que sí que querían darse al ocio. Como contrapunto, otros autores fueron de opinión totalmente opuesta, como Catulo, que consideraba las Saturnales los “mejores días del año”.

Fue el emperador Constantino I (272-337) el que asoció la Navidad cristiana con las famosas Saturnales. El Cristianismo todavía no había alcanzado su culmen, pero Constantino decidió favorecer a los cristianos sin dejar de rendir culto a los dioses paganos, como el Sol Invictus, Como consecuencia, el día 25, que estaba dedicado a honrar al Sol invicto, pasó a ser considerado también el día en que los cristianos debían celebrar el nacimiento de Jesús. Fue el papa Julio I el que fijó de forma oficial esta fecha.

Diciembre es el mes en el que se renuevan todos nuestros deseos y marcamos nuevas metas que intentaremos cumplir con el nacimiento del nuevo año, o el nuevo Sol, según como queramos considerarlo. Es época de renovación, festejo, alegría, regalos, excesos y, si nos queda tiempo, algo de reflexión para el futuro. Así que, aquellos que no se sientan identificados con la celebración cristiana, siempre pueden acudir a su origen pagano y tener también un motivo fundamentado para el festejo. Aunque, al fin y al cabo, todos acabaremos celebrando lo que ya nuestros antepasados venían haciendo desde hace siglos y de manera bastante similar, puesto que si nos paramos a pensar, son muchos los elementos comunes entre la Navidad y las Saturnalia. El solsticio de invierno y las celebraciones asociadas a él pueden recibir varios nombres, pero su origen está claro y supone un nuevo motivo de agradecimiento a los romanos. Por lo tanto, que pasen unas felices fiestas, o, aún mejor: Io, Saturnalia, novom annum faustum felicem! Que comience el disfrute…

Para terminar, dejo un video muy corto sobre los diez elementos más famosos y que quizá muchos no conocíamos sobre esta festividad romana.

Marina López Molina

20 tatuajes que no entenderás si no sabes griego y latín

Cuando nos decidimos a buscar en internet muchas de las frases mundialmente conocidas en latín y griego, no es sorprendente que una de las primeras entradas esté relacionada con el mundo de los tatuajes. Muchos se preguntan por qué, si el número de estudiantes de estas dos materias es cada vez menor. Otros aventuran a explicar que tan solo es una moda, pero nada más lejos de la realidad. Las lenguas clásicas aportan majestuosidad, finura, elegancia, originalidad (vale, esta última cada vez menos). Son ya bien sabidos los beneficios de utilizar lenguas clásicas para dar nombre a cualquier producto o idea en el mundo comercial, y algo parecido sucede con el mundo de los tatuajes. Estas dos lenguas compiten con las orientales a la hora de elegir cualquier tatuaje, todas capaces de expresar una idea demasiado larga en pocas palabras. Y, ¿para qué mentirnos?, cada vez va siendo más difícil llegar a pensamientos mejores que aquellos a los que ya llegaron nuestros queridos antepasados. Un sinfín de personas son las que se han decantado por tatuajes en las lenguas que nosotros queremos defender. Muchas de las citas de las grandes personalidades del mundo clásico han sido utilizadas durante todos los tiempos para dejar una marca sempiterna en nuestro cuerpo, una marca que traza una línea de unión entre nuestra sociedad y nuestros antepasados.
Los tatuajes más comunes giran en torno a los tópicos literarios y filosóficos grecolatinos. Tenemos, por ejemplo, los que apelan a los ya muchas veces cantados Carpe Diem: literalmente “coge el día”, es decir, “aprovecha el momento”. Fue acuñada por el poeta romano Horacio en sus Odas; es curioso que, dependiendo de la época, ha adquirido diferentes significados, así, en la Edad Media, se entendía como una exhortación para aprovechar la vida porque la muerte llegaría pronto. Sin embargo, en el Renacimiento se aplicó más bien a los ideales de belleza, entendiendo el tópico como una invitación al disfrute de la vida puesto que la vejez iba a llegar pronto; hoy en día puede aplicarse a varios ámbitos, por lo que cada cual puede darle a su tatuaje el significado que más le guste.
Memento Vivere/Mori: “acuérdate de vivir/de que vas a morir”; es importante resaltar que la primera es la proyección positiva de la segunda, y que ambas dependen de las ideas positivas o negativas influyentes en cada época; es curioso el origen de memento mori, que parece derivar de una antigua costumbre romana, en la que un siervo acompañaba al general victorioso durante su desfile para recordarle su naturaleza humana con el fin de impedir que se dejara llevar por la soberbia.
Tempus Fugit, “el tiempo huye, pasa muy deprisa”, la expresión, de la que se ha hablado recientemente en este blog, deriva de un verso de las Geórgicas del poeta latino Virgilio, además, ha sido muy utilizada en la literatura como tópico literario; uno de los autores más famosos que se sirvió de esta expresión fue Lewis Carroll en su obra Alicia en el país de las maravillas. μολὼν λαβέ: “ven y tómalas”, una expresión de desafío que, según Plutarco, Leónidas I pronunció antes de la batalla de las Termópilas, ante la demanda del ejército aqueménida de que depusieran sus armas.

γνῶθι σεαυτόν: “conócete a ti mismo”, estaba inscrito en el pronaos del templo de Apolo en Delfos, según Pausanias; en latín, el aforismo se presenta como temet nosce, o bien gnosce te ipsum, también utilizado en numerosos tatuajes.

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También hay que incluir aquellos que apelan a un modo de vida:

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Hoc non pereo habebo fortior me: “lo que no mata, me hace más fuerte”, que en realidad no es ninguna frase originariamente latina y ni siquiera es correcta, sino la traducción de una máxima de Nietzsche que aparece en el aforismo 8 de su Götzen-Dämmerung, El crepúsculo de los ídolos (Was mich nicht umbringt, macht mich stärker), por lo que debemos ser cautelosos a la hora de elegir un tatuaje en latín: mejor preguntar a los entendidos para evitar llevar cualquier error que nos dure de por vida.
Alis volat propiis: “vuela con sus propias alas”. Dum spiro spero: “mientras respiro, espero/tengo esperanza”, uno de los lemas de Carolina del Sur; ἐλεύθερία: “libertad”. Algunas frases están en griego moderno, como Οικογένεια: “familia”, λαγνεία για ζωή, λαγνεία για αγάπη, «deseo de vida, deseo de amor» (aunque en realidad, ¡λανγεία significa ‘lujuria’!).

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Per aspera ad astra: “a las estrellas a través de las dificultades”, que a su vez es el lema del Ejército del aire y de los Unionistas de Salamanca C.F.

Si vis pacem para bellum: “si quieres paz, prepárate para la guerra”.

Semper fidelis: “siempre fiel” es conocido en los Estados Unidos como el lema del Cuerpo de Marines; Serva me, servabo te: “ayúdame y te ayudaré”.

Ars longs vita brevis: “el arte es largo/eterno y la vida es breve”, esta oración es una traducción latina del original griego (Hipócrates, Aforismos, I, 1): «Ὁ βίος βραχὺς, ἡ δὲ τέχνη μακρὴ, ὁ δὲ καιρὸς ὀξὺς, ἡ δὲ πεῖρα σφαλερὴ, ἡ δὲ κρίσις χαλεπή.»

O a los que defienden el amor (por encima de todo):

tatooo3Omnia vincit amor: “el amor todo lo vence” es una referencia al verso 69 de la Égloga X de las Bucólicas de Virgilio.

Si vis amari, ama: “si quieres ser amado, ama”.

Tatuajes curiosos en nuestra facultad:t5

πάντα ρεῖ καὶ οὐδὲν μένει: “todo fluye y nada permanece”, máxima atribuida a Heráclito y que manifiesta la opinión del filósofo de que todo está continuamente en cambio.

σῶμα σήμα: cuerpo, tumba, que viene a decir que el cuerpo es una tumba (para el alma), es un lema órfico que transmitía la idea del alma sepultada y muerta dentro del cuerpo y que solo puede ser realmente libre una vez que haya muerto el cuerpo.

t6Πάντα στον νου σου νάχεις την Ιθάκη. Το φθάσιμον εκεί είν’ ο προορισμός σου […]: es un fragmento del famoso poema Ítaca, de K. Kavafis: “ten siempre a Ítaca en tu mente, llegar allí: he ahí tu destino[…]”.

Carpe diem, Carpe noctem, extraído de un poema titulado Carpe mare.

t7E pluribus unum: “de todos, uno” o “unidad en la adversidad”, uno de los primeros lemas de los EE.UU.; α: primera letra del alfabeto griego, indica cualquier comienzo; Lux et veritas: “luz y verdad”, es utilizado a modo de lema en muchas universidades y es uno de los valores judiciales y de la Iglesia.

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γνῶθι σεαυτόν: “conócete a ti mismo”.

Μηδὲν ἄγαν: “nada en exceso”, “evita los extremos”. Son lemas apolíneos grabados en el santuario de Delfos.

Marina López Molina

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