La libertad, que en sus etapas iniciales llama a la insumisión, madura como sentimiento de goce ante ella misma
Antonio Escohotado
El 21 de noviembre dejó este mundo una de las mentes más lúcidas de las últimas décadas. Falleció un pensador sin parangón; un filósofo de obra y vida interesantes a la par. Un hombre que experimentó una grande y compleja evolución a lo largo de su existencia. Se nos fue Antonio Escohotado.
Nacido en Madrid un 5 de julio de hace 80 años, Escohotado vivió su niñez en el otro extremo del globo: desde los 4 a los 14 en Río de Janeiro. Allí se curtió como un novel futbolista. Esto lo hizo un magnífico jugador que, en sus tardes de vuelta en Madrid, se entrenaba en un descampado cercano al Bernabéu. Próximo a este se encontraba un quiosco en el cual servían “copas, cafés e, incluso, sobre la estufa, bocatas muy gratos de jamón y de queso” que solían frecuentar “merengues” como Di Stéfano, Pancho Puskas o Zárraga. Su gran afición a este deporte y al Real Madrid le haría ser columnista en el medio “La Galerna”.
Ya en su temprana adultez estudió las carreras de Filosofía y de Derecho, pero sólo terminó esta última, culminándola con una tesis sobre la filosofía hegeliana de la religión. Tras esto, empezó a trabajar en el Instituto de Crédito Oficial, donde obtuvo un buen puesto, pero con el fallecimiento de su padre decidió pedir una excedencia, con lo que puso rumbo a su querida Ibiza. Allí, como un “melenudo”, fundó la discoteca Amnesia, una de las más conocidas de la isla.
Por otra parte, Escohotado pasaría también una corta estancia en prisión, la cual no lo traumatizó, sino que aprovechó fructíferamente para escribir sus tres tomos de la Historia general de las drogas, quizá su obra más conocida.
Ya en este siglo, escribió una de sus obras culmen, Los enemigos del comercio: una historia moral de la propiedad, trilogía donde, tras un largo estudio del comunismo, ideología a la que se adscribió durante gran parte de su vida, mostró todo lo que esta significaba.
Y es que Escohotado vivió una gran evolución ideológica: abandonó su defensa de las tesis marxistas para abrazar, ya en su avanzada madurez, nuevas ideas. De esta forma, acabó definiéndose a sí mismo como socialdemócrata liberal, considerando así la importancia del capital sin abandonar su vena más humanitaria.
Con respecto al mundo clásico, interés especial de este blog, Escohotado escribió una obra de gran valor histórico-filosófico: De physis a polis. En ella, hace una maravillosa explicación del pensamiento griego desde el milesio Tales hasta el más famoso de los atenienses, Sócrates.
Sin embargo, este no fue su único libro relacionado con la antigua civilización griega, puesto que este autor, para quien “la Grecia clásica es la juventud de la humanidad”, vio también publicada su Hitos del sentido: Notas sobre la Grecia arcaica y clásica.
Asimismo, en sus últimos años estuvo muy activo en redes sociales: ejemplo de esto es su canal de YouTube. A través de este –y creo que como yo, muchos, especialmente, los más jóvenes— lo descubrimos y nos maravillamos de semejante mente. Una persona que vivía dedicada al estudio, pues “el destino de la especie humana es saber, y cualquier otra cosa es perder el tiempo”.
Pensadores tan grandes como él han de ser recordados para siempre y su obra, leída y estudiada como uno de los grandes de la filosofía española, pues no es sino uno de los mayores cantos que se han dedicado a la libertad en nuestro país este último siglo.
Para terminar, me gustaría resaltar que he tratado de presentarle mis respetos mediante este brevísimo in memoriam, pero que quizá no he estado a la altura que merecía. Y es que habré abusado de los adjetivos y adverbios que él detestaba por su futilidad, pues sabiamente afirmaba que lo único que añade verdadero contenido son los sustantivos y los verbos.
Aun así, gracias por todo y descanse en paz y, sobre todo, libre, maestro.
Alejandro Ramos Pintor, estudiante de Filosofía.
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