¿De dónde viene la palabra `anegar´?

“Un étymologiste doit s’attendre sur le seul titre à être peu favorablement jugé de la plupart des gens”   (Président des Brosses)

“Un etimólogo debe esperar sólo por su dedicación ser juzgado desfavorablemente por la mayor parte de sus lectores”

Pese al juicio y a la opinión fundada del magistrado, historiador, lingüista y escritor francés del siglo XVIII, me atrevo a formular alguna etimología. Afirmo, con todo, que el erudito francés tenía motivos suficientes para mantener un veredicto tan negativo de los etimologistas. Su paisano y predecesor Gilles Ménage (1613-1692), autor de un Dictionaire étimologique ou Origenes de la langue françoise, filólogo culto e ilustrado, al analizar la etimología de laquais ou lacay, ‘lacayo’, afirma que procede del latín uerna “esclavo nacido en casa de su amo”. Vale la pena seguir el largo proceso de la evolución. Según el autor de uerna surgió uernacus, ya que el diminutivo uernaculus, utilizado por Marcial, no puede derivar de uerna; si de uerna salió uernaculus, de su femenino uernula, uernulacus/a, de éste uernulacaius; por la pérdida de las dos sílabas iniciales, lacaius, de ahí lacay, como de maius, may. Sigue todavía el artículo y logra derivar de esta raíz también el italiano ragazzo. El diccionario está en la red y puede ser consultado aquí para disfrutar de ésta y de otras curiosas etimologías. No resulta extraño que Voltaire dijera que la etimología es una ciencia en que las vocales no valen nada y las consonantes muy poco.

Tras el desarrollo de la lingüística histórica y comparada y tras la formulación de las leyes fonéticas, el libre albedrío de los etimologistas se vio seriamente comprometido y cercenado, aunque se observan todavía etimologías poco justificadas. Voy a comentar una del Diccionario de la Real Academia, la de ‘anegar’.

En el diccionario de 2001 se ofrece la siguiente etimología:

Anegar. (Del lat. enecāre, matar).

Esta etimología se mantuvo en bastantes ediciones, pero resulta muy difícil explicar el paso de /e/inicial a /a/. En la última edición en línea se ha cambiado, pero no se ha resuelto la auténtica etimología; se dice:

Anegar. Del lat. necāre ‘matar’.

Se ha obviado la dificultad pero no se ha obviado el problema, porque no sabemos de dónde proviene la /a/ inicial.

Mi propuesta es que deriva de ad-necare, con asimilación de la oclusiva a la nasal, ambas dentales, y la simplificación de la geminada; la sonorización de la sorda intervocálica no implica ninguna dificultad. Esta hipótesis se confirma por el italiano annegare, lengua que ha conservado las geminadas.

Sorprende que no se proponga adnecare, cuando sí se propone el verbo con prefijo para ‘anotar’:

Anotar. Del lat. annotāre.

Creo que ‘anegar’ deriva del verbo necare, más el prefijo ad, que, sobre todo en latín vulgar, se utilizó mucho para incrementar la materia fónica de las palabras y su fuerza expresiva: ‘ayudar’ de adiutare, ‘acceder’ de ad y cedo.

Explicar cómo adnecare pasó de significar ‘matar’ a ‘inundar’ es difícil de justificar y responde a causas diversas y sugestivas. Si a Tirón le parece oportuno, dedicaré otra nota para esclarecerlo.

Gregorio Hinojo Andrés

 

 

 

 

 

 

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